El sordo que visitó a un vecino enfermo

Un hombre influyente del pueblo le dijo a un sordo del lugar: “¿Sabes que uno de tus vecinos está muy enfermo? Deberías ir a visitarlo”.
El sordo pensó: “Con mi sordera no podré entender las palabras que el enfermo diga, particularmente si está enfermo y su voz debilitada. Sin embargo, no puedo escapar, debo visitarlo. Trataré de entender por el movimiento de sus labios. Seguramente, cuando le pregunte ‘¿Cómo estás?’, dirá ‘Muy bien, gracias’. Yo le diré ‘Qué bueno’, y le preguntaré: ‘¿Has bebido algo?’, Él dirá: ‘Agua’ o ‘Caldo’. Yo le diré: ‘¡Que te haga buen provecho!’, y le preguntaré: ‘¿Qué médico te atiende?’. Él responderá: ‘Fulano de tal’, y yo diré: ‘Es un buen médico. Todo irá bien’.
Habiéndose preparado de este modo el buen hombre acudió a visitar al enfermo.
“¿Cómo estás?”, le preguntó.
“Muriendo”, dijo el enfermo.
“Qué bueno” exclamó el sordo.
“¿Qué clase de hombre es éste?”, reflexionó el enfermo. “Nunca pensé que fuera mi enemigo”.
“¿Has bebido algo?”, preguntó el sordo.
“Veneno”, dijo el enfermo.
“¡Que te haga buen provecho”, exclamó el sordo, irritando aun más al enfremo. Y Agregó: “¿Qué médico te atiende?”.
“El ángel de la muerte”, gritó el enfermo enfurecido.
“Es un buen médico. Todo irá bien”, dijo el sordo.
Y se retiró tranquilo, seguro de haber dado cumplimiento a su cometido.

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