tag:blogger.com,1999:blog-8667116704693553622024-03-13T01:31:17.606+00:00UNA DE CUENTOSRobert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.comBlogger187125tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-57377402245821542252015-04-04T14:18:00.000+01:002015-04-04T14:18:50.990+01:00El nene<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-AAwbCcvhhzs/VR_ke71l-8I/AAAAAAAAfL4/-8ypQn0htX0/s1600/Nene.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-AAwbCcvhhzs/VR_ke71l-8I/AAAAAAAAfL4/-8ypQn0htX0/s1600/Nene.jpg" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background: white; color: windowtext; font-size: 13.5pt;">Un día en que mi mujer andaba de mal humor,
le dijo la verdad a aquella buena señora que nos traía la ayuda de la Sociedad
Asistencial de Roma y que no dejaba de preguntarnos por qué traíamos tantos
hijos al mundo: “Si tuviéramos dinero, en la noche iríamos al cine., pero como
no lo tenemos, nos vamos a la cama y así nacen los hijos”. La señora se sintió
ofendida al oír tales palabras y se fue sin decir nada. Yo regañé a mi mujer
porque no es bueno decir siempre la verdad, y antes de decirla uno debe saber con
quién trata.</span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: windowtext; font-size: 13.5pt;"><br />
<span style="background: white;">Cuando era joven,<span class="apple-converted-space"> </span></span></span><span style="color: windowtext;"><a href="http://ciudadseva.com/"><span style="background: white; color: windowtext; font-size: 13.5pt; text-decoration: none; text-underline: none;">antes de casarme</span></a></span><span style="background: white; color: windowtext; font-size: 13.5pt;">, a veces
me entretenía leyendo la nota roja del periódico de Roma, en la que cuentan
todas las desgracias que le pueden suceder a la gente, como robos, asesinatos,
suicidios, accidentes callejeros. Y de entre todas estas desgracias, la única
que me parecía imposible que pudiera pasarme era la de convertirme en lo que el
periódico llamaba “un caso piadoso”, es decir, una persona tan desgraciada que
inspira compasión sin que le haya ocurrido ninguna desgracia en especial, sino
así sin más, por el solo hecho de existir. Era joven, como ya he dicho, y aún
no sabía lo que significaba mantener a una familia numerosa. Pero ahora, con
asombro, veo que poco a poco me he convertido en un verdadero “caso piadoso”.
Leía, por ejemplo: viven en la más negra de las miserias. Bien, yo vivo ahora
en la más negra de las miserias. O bien: viven en casas que de casa solo tienen
el nombre. Bien, yo vivo en Tormarancio, con mi mujer y seis hijos en un solo
cuarto alfombrado de colchones y, cuando llueve, el agua va y viene como en los
muebles de Ripetta. Y en otra ocasión: la infeliz, cuando supo que estaba
embarazada, tomó una decisión criminal: deshacerse del fruto de su amor. Pues
bien, de común acuerdo tomamos esta decisión, mi mujer y yo, al descubrir que
estaba embarazada por séptima vez. En fin, decidimos abandonar a la criatura en
una iglesia, tan pronto como lo permitiera el clima, confiándola a la caridad
del primero que la encontrara.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: windowtext; font-size: 13.5pt;"><br />
<span style="background: white;">Mi mujer, gracias a la intercesión de esas buenas
señoras, se fue a parir en el hospital y, luego, apenas se sintió mejorada,
regresó a Tormarancio con el nene. Al entrar al cuarto, me dijo: “¿Me creerías
que, a pesar de que un hospital es un hospital, me hubiera gustado quedarme ahí
con tal de no regresar nunca?”<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: windowtext; font-size: 13.5pt;"><br />
<span style="background: white;">Era un nene hermoso y robusto, con un galillo muy
fuerte; así que por la noche, cuando se despertaba y comenzaba a llorar, ya no
dejaba dormir a nadie.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: windowtext; font-size: 13.5pt;"><br />
<span style="background: white;">Cuando llegó el mes de mayo y el aire se puso
bastante tibio como para andar en la calle sin abrigo, salimos de Tormarancio y
nos fuimos a Roma. Mi mujer cargaba al nene apretándolo contra su pecho,
envuelto en un montón de trapos, como si fuera a dejarlo en un campo cubierto
de nieve. Al entrar a la ciudad, tal vez para demostrar que no le dolía, empezó
a hablar sin darse punto de reposo, alterada, jadeante, con los cabellos al
aire y los ojos desorbitados. A veces hablaba de todas las iglesias donde
podíamos dejarlo, haciendo hincapié en que debía ser una iglesia frecuentada
por gente rica, porque si lo recogía alguien tan pobre como nosotros, más valía
quedarnos con él; en otras me decía que era preferible una iglesia dedicada a
la Virgen, porque la Virgen también había tenido un hijo, y podía entender
ciertas cosas y le concedería su deseo. Su modo de hablar me cansaba y me ponía
histérico, pues yo también estaba mortificado y me inquietaba lo que estaba
haciendo, pero me repetía que era necesario no perder la cabeza, mostrarme
sereno y animarla. Hice alguna objeción, al menos para interrumpir aquel río de
palabras, y luego propuse: “Una idea… ¿Qué tal si lo dejamos en la Basílica de
San Pedro?” Ella se quedó pensando un instante, luego repuso: “No, esa es más
bien una plaza de armas… ni siquiera lo verían… Prefiero hacer la prueba en una
iglesia chiquita que está en la calle Conotti, donde están todas esas tiendas
elegantes… Allí va mucha gente rica. Ese es el lugar”.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: windowtext; font-size: 13.5pt;"><br />
<span style="background: white;">Tomamos el autobús y, viéndose entre tanta gente,
por fin se calló. De vez en cuando envolvía al nene de nuevo, apretado entre su
cobijita, o le descubría el rostro, con precaución, para mirarlo. El nene
dormía, con su carita blanca y chapeteada, hundida entre los trapos. Estaba mal
vestido, como nosotros. Lo único bueno que llevaba eran sus guantitos de lana
azul, y tenía las manitas de fuera, bien abiertas, como si los presumiera. Nos
bajamos en la plazoleta Goldoni, y de inmediato mi mujer reinició con su
parloteo. Se detuvo frente al escaparate de un joyero y, mostrándome las joyas
expuestas en repisitas forradas de terciopelo rojo, me dijo: “Mira cuánta
belleza… La gente viene a esta calle a comprar joyas y puras cosas bonitas…
Aquí no vienen los pobres… Entre tienda y tienda van a rezar un rato a la
iglesia… Tienen buena disposición… Ven al nene y se lo llevan”.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: windowtext; font-size: 13.5pt;"><br />
<span style="background: white;">Decía esto mirando las joyas, apretando al nene
contra su pecho, con los ojos de par en par, como si hablara para sí misma. Yo
no tuve el valor de contradecirla. Entramos a la iglesia. Era pequeña, pintada
de amarillo, jaspeado, como si fuera de mármol, con muchas capillas y el altar
mayor. Mi mujer dijo que la recordaba distinta, y que ahora, viéndola bien, no
le gustaba ni tantito. Pero mojó los dedos en el agua bendita y se santiguó.
Después, con el nene en brazos, comenzó a recorrer lentamente la iglesia,
examinándola con una actitud descontentadiza y desconfiada. De la cúpula, a
través de las lumbreras, caía una luz fría pero clara. Mi mujer iba de capilla
en capilla, mirándolo todo: bancas, altares, cuadros, para ver si era el caso
de dejar ahí al nene. Yo caminaba detrás de ella, a una cierta distancia, sin
perder de vista la entrada. Entró de repente una señorita alta, vestida de
rojo, de cabellos rubios como el oro. Se arrodilló, forzando la estrechez de su
falda, rezó tal vez ni siquiera un minuto, se persignó y salió sin mirarnos. Mi
mujer, que había visto todo, me dijo de pronto: “No, no me gusta… Aquí viene
gente como esa señorita, que tiene prisa de divertirse y ver tiendas. Vámonos”.
Y diciendo esto, salió de la iglesia.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: windowtext; font-size: 13.5pt;"><br />
<span style="background: white;">Remontamos un buen trecho por el Corso, siempre
corriendo, mi mujer adelante y yo tras ella. Cerca de la Plaza Venecia entramos
en otra iglesia. Esta era más grande que la otra, muy oscura, llena de telas,
doraderas y vitrinas abarrotadas de corazones de plata que brillaban en la
oscuridad. Había mucha gente y, a ojo de buen cubero, consideré que se trataba
de gente adinerada; las señoras con sombrero, los hombres bien vestidos. Un
sacerdote manoteaba desde el púlpito, predicando. Todo el mundo estaba de pie,
mirando hacia él, y pensé que eso era bueno porque nadie nos observaría. Le
dije a mi mujer, en voz muy baja: “¿Quieres que lo dejemos aquí?” Me dijo que
sí, por señas. Nos dirigimos hacia una de las capillas laterales, muy oscura;
no había nadie y casi no se veía. Mi mujer cubrió el rostro del nene con una
punta de la cobija que lo abrigaba y luego lo dejó sobre una silla, tal y como
se deja un bulto que estorba, para sentirse más libre. Luego se arrodilló y
estuvo rezando un largo rato, con la cara entre las manos, mientras yo, sin
saber qué hacer, miraba los cientos y cientos de corazones de plata de todos
los tamaños que tapizaban las paredes de la capilla. Finalmente mi mujer se
puso de pie, cariacontecida; se persignó y, paso a paso, se alejó de la
capilla, y yo tras ella, a cierta distancia. En ese momento, el predicador
gritaba: “Y Jesús dijo: ¡Pedro!, ¿adónde vas?” Lo percibí de inmediato, porque
me pareció que me lo preguntaba a mí. Pero cuando mi mujer se disponía a
apartar la cortina para salir, una voz nos hizo brincar a los dos: “Señora,
dejó un paquete en la silla”. Era una mujer vestida de negro, una de esas
beatas que se pasan todo el santo día entre la iglesia y la sacristía. “Es
cierto”, dijo mi mujer, “gracias… Se me olvidaba”. En fin, recogimos el bulto y
salimos de la iglesia más muertos que vivos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: windowtext; font-size: 13.5pt;"><br />
<span style="background: white;">Ya fuera de la iglesia, mi mujer dijo: “Nadie
quiere a mi pobre hijo”, más o menos como un vendedor que piensa vender pronto
la mercancía y luego ve que en todo el mercado no hay nadie que se interese por
ella. Mientras tanto, ella había empezado a correr de nuevo, con su modo
enajenado, casi sin tocar el suelo con los pies. Fuimos a dar a la Plaza de los
Santos Apóstoles. La iglesia estaba abierta y, tan pronto como entramos, al
verla tan grande, tan espaciosa y oscura, mi mujer me susurró al oído: “Esto es
lo que necesitamos”. Caminó decididamente hacia una capilla lateral, dejó al
nene sobre una banca y, como sí el pavimento le quemara los pies, sin
persignarse, sin rezar, sin siquiera darle un beso en la frente, se alejó de
prisa hacia el portón de la iglesia. Pero solo había dado unos cuantos pasos
cuando la iglesia retumbó con un llanto desesperado: era la hora de mamar, y el
nene, puntual, lloraba porque tenía hambre. Quizás mi mujer perdió la cabeza al
oír un llanto tan fuerte. Primero corrió hacia la puerta, luego volvió sobre
sus pasos, siempre corriendo, y, sin ponerse a pensar dónde estaba, se sentó en
una banca, tomó al nene en brazos y se desabrochó para darle el pecho. Pero no
acababa de sacarse completamente la teta -que el niño, como un verdadero lobo,
agarró a dos manos, callándose al instante-, cuando una voz grosera comenzó a
gritar: “Esas cosas no se hacen en la casa de Dios. ¡Fuera, fuera! ¡A la calle!”<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: windowtext; font-size: 13.5pt;"><br />
<span style="background: white;">Era el sacristán; un viejito con barbita blanca, y
con una voz más grande que él. Mi mujer le dijo, levantándose y cubriendo lo
mejor que pudo la cabeza del nene y el pecho: “La Virgen, sin embargo, en los
cuadros siempre tiene a un niño en brazos”. El sacristán le respondió: “Y tú
quisieras ser como la Virgen. ¡Presuntuosa!” Basta. Salimos de la iglesia y
fuimos a sentarnos en el jardín de la Plaza Venecia; allí mi mujer le dio el
pecho al nene hasta que este se hartó y se durmió de nuevo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: windowtext; font-size: 13.5pt;"><br />
<span style="background: white;">Ya era de noche. Estaban cerrando las iglesias y
estábamos muy cansados, como idiotas, sin que se nos ocurriera nada. Me
desesperaba el hecho de tener que pensar en algo que no tenía ganas de hacer, y
le dije: “Mira, ya es tarde y no aguanto más. Tenemos que decidirnos”. Ella me
contestó, con amargura: “Pero es tu sangre… ¿Quieres abandonarlo en cualquier
esquina así nada más, como si fuera el cucurucho de tripas para los gatos?” Le
dije: “¡Claro que no! Pero ciertas cosas se hacen pronto, sin pensarlo mucho, o
nunca se hacen”. Y ella: “Lo que pasa es que tienes miedo de que me arrepienta
y me lo lleve otra vez a casa… ¡Ustedes los hombres son unos cobardes!”
Comprendí que no debía contradecirla en esos momentos y le contesté con
moderación: “Te comprendo, no te apures… Pero date cuenta de que por muy mal
que le vaya, siempre le irá mejor que si crece en Tormarancio, en un cuarto sin
excusado ni cocina, entre las cucarachas en invierno y las moscas en verano”.
Esta vez, ella no dijo nada.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: windowtext; font-size: 13.5pt;"><br />
<span style="background: white;">Sin saber adónde ir, tomamos por la calle
Nazionale, recorriéndola hasta la Torre de Nerón. Poco más adelante, vi una
callecita que subía, totalmente desierta, con un coche gris, cerrado, parado
frente a un portón. Tuve una idea: fui hacia el coche, moví una de las manijas
y la portezuela se abrió. Le dije a mi mujer: “¡Pronto, este es el momento…!
Déjalo en el asiento trasero”. Obedeciendo, ella dejó al nene bien acomodado en
los asientos posteriores, y luego cerré la portezuela. Hicimos todo esto en un
instante, sin que nadie nos viera. Luego la tomé del brazo y nos alejamos
corriendo hacia la Plaza del Quirinal.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: windowtext; font-size: 13.5pt;"><br />
<span style="background: white;">La plaza estaba desierta y casi a oscuras, con
pocos faroles encendidos bajo los palacios y todas las luces de Roma brillando
en la noche, tras los parapetos. Mi mujer se acercó a la fuente bajo el
obelisco, se sentó en una banca y de pronto empezó a llorar, agachada, dándome
la espalda. Le dije: “¿Y ahora qué te pasa?” Y ella: “Ahora que lo he
abandonado, siento que me falta… Que me falta algo aquí, en el pecho, donde se
me colgaba… ”<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: windowtext; font-size: 13.5pt;"><br />
<span style="background: white;">Le dije, por no dejar: “Bueno, es natural. Pero ya
se te pasará”. Se alzó de hombros y siguió llorando. Luego, de repente, se le
secó el llanto como se seca la lluvia en la calle cuando sopla el viento. Se
levantó, furiosa, y dijo, señalando uno de los palacios: “¡Ahora mismo entro
ahí y hago que me reciba el rey y le cuento todo!” “¡Detente!”, le grité,
agarrándola de un brazo, “estás loca. ¿Es que no sabes que ya no hay rey?” Y
ella: “¿Y eso a mí qué me importa? ¡Voy a hablar con el que se quedó en su
lugar! Alguien ha de estar”. En fin, ella corría ya hacia el portón, y no
quiero ni imaginar el escándalo que habría armado si yo no le hubiera dicho de
pronto, desesperado: “¡Óyeme…! Cambié de idea… Regresemos al coche, nos
llevamos al nene… Quiero decir que nos quedamos con él… Al fin y al cabo, da lo
mismo uno más que uno menos…” Esta idea, que era la principal, suplantó
inmediatamente a la de hablar con el rey. “¿Crees que esté ahí todavía?”, dijo,
mientras se encaminaba rápidamente hacia la callecita donde estaba el coche
gris. “Claro que sí”, le contesté. “No han pasado ni cinco minutos”.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: windowtext; font-size: 13.5pt;"><br />
<span style="background: white;">En efecto, el coche aún estaba ahí; pero en el
preciso momento en que mi mujer se disponía a abrir la portezuela, un hombre
maduro, chaparro, con pinta de autoritario, salió del portón, gritando: “
¡Quieta, quieta! ¿Qué busca en mi coche?” “¡Busco algo que es mío!”, respondió
mi mujer sin darse la vuelta para verlo y agachándose para recoger el bulto con
el nene que estaba en el asiento, pero el otro insistía: “¿Pero qué es lo que
se lleva? ¡Este coche es mío, mío! ¿No entiende?”. Hubieran visto a mi mujer.
Irguiéndose, lo embistió de esta manera: “¡Pero quién te quita nada! No tengas
miedo, nadie te quita nada. ¡Mira cómo escupo tu coche!” Y, dicho y hecho, le
escupió la portezuela. “Pero ese bulto… ”, siguió diciendo el hombre,
asombradísimo. Y ella: “No es un bulto… Es mi hijo… ¡Mira!”.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-Wt72jtNiA7g/VR_i9jH6HQI/AAAAAAAAfLs/uyxFngr5bew/s1600/Alberto%2BMoravia.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-Wt72jtNiA7g/VR_i9jH6HQI/AAAAAAAAfLs/uyxFngr5bew/s1600/Alberto%2BMoravia.jpg" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: windowtext; font-size: 13.5pt;"><br />
<span style="background: white;">Le destapó la cara al nene, mostrándoselo, y
agregó: “Tú, ni naciendo otra vez, podrás tener con tu mujer un nene tan bonito
como este. ¡Y no te atrevas a ponerme las manos encima, porque grito y llamo a
los policías y les digo que querías robarme a mi hijo!”. En fin, le dijo tantas
cosas, que al pobre hombre, con la cara roja y la boca abierta, por poco le da
un ataque. Finalmente, sin prisa alguna, se alejó del coche y me alcanzó en la
esquina de la calle.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="background: white; font-size: 13.5pt;"><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Alberto_Moravia">Autor. Alberto Moravia</a></span></div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-75246735758924050172015-03-27T19:00:00.001+00:002015-03-27T19:00:12.059+00:00El conejo y el león<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-qXlSJBzsfb0/VRWofANanRI/AAAAAAAAfK8/mcxYmEnW73Y/s1600/El%2Bconejo%2By%2Bel%2Ble%C3%B3n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-qXlSJBzsfb0/VRWofANanRI/AAAAAAAAfK8/mcxYmEnW73Y/s1600/El%2Bconejo%2By%2Bel%2Ble%C3%B3n.jpg" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background: white; color: windowtext;">Un celebre Psicoanalista se encontró cierto día en medio de
la Selva, semiperdido.</span><span style="color: windowtext;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;">
<span style="color: windowtext;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;">
<span style="color: windowtext;">Con la
fuerza que dan el instinto y el afán de investigación logró fácilmente subirse
a un altísimo árbol, desde el cual pudo observar a su antojo no solo la lenta
puesta del sol sino además la vida y costumbres de algunos animales, que
comparó una y otra vez con las de los humanos.</span><span style="color: windowtext; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;">
<span style="color: windowtext;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;">
<span style="color: windowtext;">Al caer la
tarde vio aparecer, por un lado, al Conejo; por otro, al León.</span><span style="color: windowtext; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;">
<span style="color: windowtext;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;">
<span style="color: windowtext;">En un
principio no sucedió nada digno de mencionarse, pero poco después ambos
animales sintieron sus respectivas presencias y, cuando toparon el uno con el
otro, cada cual reaccionó como lo había venido haciendo desde que el hombre era
hombre.</span><span style="color: windowtext; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;">
<span style="color: windowtext;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;">
<span style="color: windowtext;">El León
estremeció la Selva con sus rugidos, sacudió la melena majestuosamente como era
su costumbre y hendió el aire con sus garras enormes; por su parte, el Conejo
respiró con mayor celeridad, vio un instante a los ojos del León, dio media
vuelta y se alejó corriendo.</span><span style="color: windowtext; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-p33s5x47Tfk/VRWomytsxWI/AAAAAAAAfLE/ARIyXvM6kDY/s1600/Augusto%2BMonterroso.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-p33s5x47Tfk/VRWomytsxWI/AAAAAAAAfLE/ARIyXvM6kDY/s1600/Augusto%2BMonterroso.jpg" /></a><span style="font-size: 12pt;"><br /></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;">De regreso a la ciudad el celebre Psicoanalista publicó <i>cum
laude</i> su famoso tratado en que demuestra que el León es el animal más
infantil y cobarde de la Selva, y el Conejo el más valiente y maduro: el León
ruge y hace gestos y amenaza al universo movido por el miedo; el Conejo
advierte esto, conoce su propia fuerza, y se retira antes de perder la
paciencia y acabar con aquel ser extravagante y fuera de sí, al que comprende y
que después de todo no le ha hecho nada.</span></div>
<span style="font-size: 12pt;"><br /></span>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-size: 12pt;"><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Augusto_Monterroso">Augusto Monterroso</a></span></div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-79921752296616782402015-03-20T17:58:00.002+00:002015-03-20T18:05:36.065+00:00Un marido sin vocación<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-ekAAbTCR6P4/VQxe1fWKE8I/AAAAAAAAfKQ/eFpE5pWtPGI/s1600/Esposos%2B-mu%C3%B1ecos-.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-ekAAbTCR6P4/VQxe1fWKE8I/AAAAAAAAfKQ/eFpE5pWtPGI/s1600/Esposos%2B-mu%C3%B1ecos-.jpg" /></a></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">Un otoño -muchos años atrás-, cuando más olían las
rosas y mayor sombra daban las acacias, un microbio muy conocido atacó, rudo y
voraz, a Ramón Camomila: la furia matrimonial.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-¡Hay un matrimonio próximo, pollos! -advirtió como
saludo a su amigo Manolo Romagoso cuando subían juntos al Casino y toparon con
los camaradas más íntimos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-¿Un matrimonio?<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-Un matrimonio, sí -corroboró Ramón.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-¿Tuyo?<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-Mío.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-¿Con una muchacha?<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-¡Claro! ¿Iba a anunciar mi boda con un cazador
furtivo?<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-¿Y cuándo ocurrirá la cosa?<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-Lo ignoro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-¿Cómo?<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-No conozco aún a la novia. Ahora voy a buscarla...<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">Y Ramón Camomila salió como una bala a buscar novia
por la ciudad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">A las dos horas conoció a Silvia, una chica algo
rubia, algo baja, algo gorda, algo sosa, algo rica y algo idiota; hija única y
suscriptora contumaz a<span class="apple-converted-space"> </span><i>La moda
y<span class="apple-converted-space"> </span>la Casa</i><span class="apple-converted-space"> </span>(publicación para muchachas sin
novio).<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">Y al año, todos los amigos fuimos a la boda. ¡La boda!
¡Bah!... Una boda como todas las bodas: galas blancas, azahar por todos lados,
alfombras, música sacra, bimbas, sonrisas, codazos, almohadón para hincar las
rodillas los novios y para hincar las rodillas los padrinos; lunch,<span class="apple-converted-space"> </span><i>sándwichs</i><span class="apple-converted-space"> </span>duros como un fiscal...<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">Al onzavo<span class="apple-converted-space"> </span><i>sándwich</i><span class="apple-converted-space"> </span>hubo una fuga súbita por la sacristía
y un auto pasó raudo, y unos gritos brotaron:<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-¡Adiós! ¡Adiós! ¡Vivan los novios! ¡Vivaaan!<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">Y los amigos cogimos otro<span class="apple-converted-space"> </span><i>sándwich</i><span class="apple-converted-space"> </span>-dozavo- y otra copita. Y allí acabó
la cosa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br />
Mas, para Ramón Camomila, la cosa no había acabado allí...<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">Al contrario: allí daba principio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">Y al subir con su novia al auto fugitivo, vio claro,
vio clarísimo: ni amaba a Silvia, ni notaba inclinación ninguna al matrimonio,
ni sintió su alma con la vocación más mínima por construir un hogar dichoso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-¡Soy un idiota! -murmuró Ramón-. No valgo para
marido, y lo noto cuando ya soy ciudadano casado...<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">Y corroboró rabioso:<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-¡Soy un idiota!<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">Silvia, arrinconada junto a Ramón, bajaba los ojos con
rubor, y al bajar los ojos subía dos mil grados la rabia masculina.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-¡Dios mío! -gruñía Ramón mirándola-. ¡Casado! ¡Casado
con una niña insulsa como unas natillas!... No hay ya salvación para mí..., ¡no
la hay!<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">Incapaz para dominar su irritación, dirigió unas
palabras durísimas a Silvia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-¡Prohibido fingir rubor y mirar a la alfombra!
-gritó. (Silvia miró al parabrisas con infantil docilidad).<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">Y Ramón añadió para su sayo, alumbrado por una brusca
solución:<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-Voy a lograr su odio. Voy a obligarla a suplicar un
divorcio rápido. Poco valgo si no logro inspirarla asco con cuatro o cinco
burradas a cual más disparatada...<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-Xoa2ob5Uwl8/VQxfHUNGmxI/AAAAAAAAfKY/V-_7lhDs8uA/s1600/Qu%C3%A9%2Bcamino%2Btomar.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-Xoa2ob5Uwl8/VQxfHUNGmxI/AAAAAAAAfKY/V-_7lhDs8uA/s1600/Qu%C3%A9%2Bcamino%2Btomar.jpg" /></a></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">Y tal solución tranquilizó mucho a su alma.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br />
Por lo pronto, al subir a la fotografía (visita clásica tras una boda), Ramón
hizo la burrada inicial. Un fotógrafo modoso y finísimo abordó a Ramón y a
Silvia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-Grupo nupcial, ¿no? -indagó.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-Sí -dijo Ramón. Y añadió-: Con una variación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-¿Cuál?<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-La sustitución más original vista hasta ahora...
Novio por fotógrafo. Hoy hago yo la foto... ¡Viva la originalidad!<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">Y Ramón aproximó la máquina y advirtió al asombrado
fotógrafo:<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-¡Vamos! Coja por la mano a la novia y sonría con
ilusión. La cara más alta... ¡Cuidado! ¡Así!... ¡Ya!<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">Ramón tiró la placa, y a continuación obligó al pago
al fotógrafo; guardó los duros y salió con Silvia orondo y dichoso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-¡Al auto! -mandó. (Silvia ahora iba llorando)-. ¡La
cosa marcha! -susurró Ramón.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br />
Al otro día trasladaban sus organismos a Irún. (Lo clásico, asimismo, tras una
boda.). </span><span style="font-size: 13.5pt;">Ramón no quiso subir al vagón con Silvia.</span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-Yo viajo con los maquinistas -anunció-. Voy a la
locomotora... ¡Hasta la vista!<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">Y subió a la locomotora, y ocupó su actividad ayudando
a partir carbón. Al arribar a Irún había adquirido un magnífico color
antracita.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">Ya allí, compró sus harapos a un sordomudo andrajoso,
vistió los harapos y marchó a la fonda a buscar a Silvia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">Y tocado con las ropas andrajosas anduvo por Irún,
acompañando a Silvia y cogido a su brazo mórbido y distinguido. Nutrido público
los miraba al pasar, asombrado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">Silvia sufría cada día más.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">-¡La cosa marcha! ¡La cosa marcha! -murmuraba todavía
Ramón-. Pronto rogará Silvia un divorcio total. Sigamos con las burradas.
Sigamos con la droga antimatrimonial, multiplicando la dosis.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-p8QI2GoTumo/VQxfn_SiZ0I/AAAAAAAAfKg/XGO__imD_mc/s1600/Loco.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-p8QI2GoTumo/VQxfn_SiZ0I/AAAAAAAAfKg/XGO__imD_mc/s1600/Loco.jpg" /></a><span style="font-size: 13.5pt;">Ramón vistió a continuación sus fracs más
maravillosos, y al pisar un salón, un dancing u otro lugar público acompañado
por Silvia, imitaba a los criados, y con un paño al brazo acudía solícito a
todas las llamadas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">Una mañana pintó sus párpados con barniz rojo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="unaimagen" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-size: 13.5pt;">Por fin lo trasladaron al manicomio. </span><span style="background-color: transparent; font-size: 13.5pt;">Y Ramón asistió a su propia dicha: su contrato matrimonial yacía roto y
vivía imposibilitado para otra boda con otra Silvia...</span></div>
<span style="font-size: 13.5pt;"><br /></span>
<br />
<div style="text-align: right;">
<span style="font-size: 13.5pt;"><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Enrique_Jardiel_Poncela">Enrique Jardiel Poncela</a></span></div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-66104392203103722082015-03-14T09:14:00.001+00:002015-03-14T09:14:26.839+00:00La muerte violeta<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-gn-OSi5wBrs/VQP7pED8cgI/AAAAAAAAfJk/ks8sWDDJ260/s1600/Infierno%2Bentrada.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-gn-OSi5wBrs/VQP7pED8cgI/AAAAAAAAfJk/ks8sWDDJ260/s1600/Infierno%2Bentrada.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
El tibetano calló.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Su desmedrada figura permaneció todavía algún tiempo de pie, erguida e inmóvil, y luego desapareció en la jungla.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sir Roger Thornton miraba fijamente la hoguera. Si no fuera un penitente, un sannyasin, aquel tibetano que, además, iba en peregrinación a Benarés, no hubiera creído ni una sola de sus palabras. Pero un sannyasin no miente ni puede ser engañado. ¡Y luego aquellas contradicciones pérfidas y crueles en el rostro del asiático! ¿O sería que se dejó engañar por el resplandor de la hoguera que tan extrañamente se reflejaba en los ojos mongoles?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los tibetanos odian a los europeos y guardan celosamente sus mágicos secretos, con los que esperan aniquilar un día a los orgullosos extranjeros cuando llegue la hora. Sea como fuere, Sir Roger Thornton desea comprobar con sus propios ojos si, efectivamente, existen fuerzas ocultas en ese pueblo extraño. Pero necesita compañeros, hombres valerosos cuya voluntad no se quiebre ante los horrores de un mundo diferente. El inglés pasa revista a sus compañeros... Aquel afgano sería el único entre los asiáticos para ser tomado en cuenta. Es intrépido como una fiera, pero supersticioso. Así pues, solo queda su criado europeo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sir Roger lo toca con la punta de su bastón. Jaburek quedó completamente sordo a los diez años, pero sabe leer cada palabra en los labios de su amo, por muy rara que sea. Sir Roger le cuenta con expresivos gestos lo que oyó decir al tibetano... A unas veinte jornadas del lugar donde se encuentran, en un valle de las laderas del Himavat, exactamente señalado, hay un trozo de tierra sumamente extraño. Por tres de sus lados se elevan muros rocosos, cortados a pico; el único acceso está cerrado por gases ponzoñosos que emanan continuamente del suelo y matan al instante a todo ser viviente que pretenda pasar. En el desfiladero, que cubre unos ciento treinta kilómetros cuadrados, en medio de la vegetación más exuberante, vive, al parecer, una pequeña tribu de raza tibetana que, según el rumor, va tocada de rojos gorros puntiagudos y adora a un ser malvado y satánico en forma de pavo real. Ese ser diabólico enseñó a los habitantes la magia negra, y en el transcurso de los siglos les ha ido revelando misterios que un día habrán de transformar el globo terrestre. Se dice que les enseñó una especie de melodía capaz de aniquilar en un instante al hombre más fuerte.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Jaburek sonrió desdeñosamente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sir Roger le explicó que se proponía cruzar los lugares envenenados con ayuda de escafandras y balones de aire comprimido y luego penetrar en el interior del misterioso desfiladero.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Jaburek asintió con la cabeza y se frotó con satisfacción las sucias manos. El tibetano no había mentido. Allá abajo se extendía, cubierta de verdor, la extraña garganta: un cinturón de tierra amarillenta, desértica y corroída por las erosiones, separaba el desfiladero del mundo exterior en una anchura que se tardaba media hora en recorrer. El gas que surgía del suelo era ácido carbónico puro. Sir Roger Thornton, que desde la cumbre de una colina pudo apreciar la anchura de aquel cinturón, decidió emprender la marcha la mañana siguiente. Las escafandras que había encargado en Bombay funcionaban perfectamente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Jaburek llevaba los dos rifles de repetición y diversos instrumentos que su amo consideraba indispensables. El afgano se negó tenazmente a acompañarlos y declaró estar dispuesto a meterse en una cueva de tigres, pero que se cuidaría mucho de hacer nada que pudiera comprometer su alma inmortal.</div>
<div style="text-align: justify;">
Así, los únicos osados fueron los dos europeos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los cascos de cobre de las escafandras refulgían al sol y lanzaban extrañas sombras al suelo esponjoso del que ascendían, en innumerables y diminutas burbujas, las letales emanaciones. Sir Roger imprimió a su marcha un ritmo rápido para evitar el consumo del aire comprimido antes de haber cruzado la zona de los gases. Todo lo veía turbio, como a través de una tenue capa de agua. La luz del sol, de un verde fantasmal, teñía los lejanos glaciares del “techo del mundo”, que levantaba sus gigantescos perfiles como un singular paisaje de muerte. Finalmente, hallaron verde césped y Sir Roger encendió un fósforo para cerciorarse de la presencia del aire atmosférico en todos los niveles. Después se quitaron los cascos y descargaron los balones de aire.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A sus espaldas se elevaba la muralla de gas, como una temblorosa masa de agua. En el aire flotaba un aroma embriagador de flores de amberia. Tornasoladas mariposas, del tamaño de una mano, cubiertas de raros dibujos, descansaban con las alas abiertas, como si fueran libros de magia, sobre inmóviles flores. Caminando bastante separados uno de otro, ambos se dirigieron hacia un bosquecillo que les cerraba el horizonte. Sir Roger hizo una señal a su sordo criado, porque le pareció haber oído un ruido. Jaburek preparó el rifle.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-SgmZZDrRJeM/VQP6-uweJ9I/AAAAAAAAfJc/hNauRFIqX8Y/s1600/La%2Bmuerte%2Bmorada.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-SgmZZDrRJeM/VQP6-uweJ9I/AAAAAAAAfJc/hNauRFIqX8Y/s1600/La%2Bmuerte%2Bmorada.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Al llegar a un extremo del bosque, una pradera se ofreció a su vista. Apenas a cuatrocientos metros, unos cien hombres, evidentemente tibetanos, tocados con gorros rojos, habían formado un semicírculo y esperaban a los intrusos. Sir Roger avanzó, seguido de su criado. Los tibetanos llevaban las habituales zamarras de piel de carnero; mas, a pesar de ello, casi no parecían seres humanos, tan espantosamente feos y deformes eran sus rostros. Dejaron que los dos hombres se acercasen más y, de pronto, a una orden de su jefe, levantaron todos a la vez las manos, se oprimieron con fuerza los oídos y gritaron algo. Jaburek miró interrogativamente a su amo y levantó el rifle, porque el extraño movimiento de los tibetanos le pareció una señal de ataque. Pero lo que sus ojos vieron le heló la sangre en las venas: en torno a su amo se había formado una masa gaseosa, agitada y remolineante, parecida a la que habían atravesado poco antes. La figura de Sir Roger perdió los contornos, como si hubiese sido devastada por el remolino; la cabeza se tornó puntiaguda; toda la masa se hundió en sí misma, como en fusión, y en el lugar donde hacía un instante se encontraba el audaz inglés había ahora un cono de color violeta claro del tamaño de un pilón de azúcar.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El sordo Jaburek fue presa de la ira. Los tibetanos seguían gritando y él observaba con gran atención sus labios para descifrar lo que decían. Era siempre una y la misma palabra. De pronto, el jefe de los tibetanos dio un salto adelante y todos se callaron, al tiempo que bajaban las manos. Como panteras se arrojaron sobre Jaburek. Este empezó a disparar contra la multitud, que se detuvo por un instante. Instintivamente, les gritó la palabra que poco antes había leído en sus labios.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-¡Emelen!, ¡E... me... len...! -rugía, una y otra vez, hasta que el desfiladero se estremeció como agitado por las fuerzas de la naturaleza.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Todo lo veía como a través de unos lentes de gran intensidad y el suelo parecía hundirse bajo sus pies... Pero solo duró un momento; ahora veía de nuevo con claridad. Los tibetanos habían desaparecido, como antes su amo, y solo incontables pilones de azúcar color lila se levantaban ante él. El jefe de los tibetanos aún vivía. Las piernas se le habían convertido en una papilla azulenca y el tronco comenzaba a encogerse: era como si el hombre estuviese siendo digerido por un ser del todo transparente. No llevaba gorro rojo, sino una especie de tocado en forma de mitra donde se movían unos ojos amarillentos.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Jaburek le descargó un culatazo en el cráneo, pero no pudo evitar que el moribundo le hiriera en el pie con una hoz arrojada en el último momento. Miró a su alrededor. La soledad era absoluta. El aroma de las flores de amberia se intensificó y se hizo casi punzante. Parecía emanar de los conos color lila, que Jaburek se puso a observar ahora. Todos eran iguales y estaban formados de la misma materia gelatinosa de color morado claro. Era imposible encontrar los restos de Sir Roger entre todas aquellas moradas pirámides. Jaburek arreó un puntapié en la cara del jefe tibetano muerto y, rechinando los dientes, volvió sobre sus pasos. Desde lejos vio sobre la hierba, brillando al sol, los dos cascos. Llenó el balón de aire con una bomba portátil y penetró en la zona gaseosa. El camino parecía no acabar nunca. El infeliz sentía que las lágrimas mojaban sus mejillas.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¡Oh, Dios, su amo estaba muerto! ¡Muerto aquí, en la lejana India! Los gigantes helados del Himalaya bostezaban cara al cielo. ¡Qué les importaba el dolor de un pequeño corazón humano! Jaburek trasladó fielmente al papel, palabra por palabra, todo lo que había sucedido y no comprendía, y dirigió su escrito al secretario de su amo, que residía en Bombay, en la calle Adheritollah, número 17. El afgano se encargó de llevarlo. Poco tiempo después Jaburek murió porque la hoz del jefe tibetano estaba envenenada.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
“Alá es Uno y Mahoma su profeta”, rezó el afgano, tocando el suelo con la frente. Los cazadores hindúes cubrieron el cadáver con flores y lo incineraron, entre cantos piadosos, sobre una hoguera de leña.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Alí Murad Bey, el secretario, palideció al recibir el horrible mensaje y transmitió el escrito a la redacción de la Indian Gazette.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El nuevo diluvio llegó.</div>
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<br /></div>
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La Indian Gazette, que publicó el “caso de Sir Roger Thornton”, apareció al día siguiente con tres horas de retraso. Un accidente extraño y horripilante tuvo la culpa del retraso: Birendranath Naorodjee, redactor del periódico, y dos empleados subalternos que solían revisar las páginas con él a medianoche, antes de salir la edición, desaparecieron del despacho sin dejar rastro. En lugar de ellos había en el suelo tres cilindros azulencos y gelatinosos, y junto a ellos el periódico recién impreso. Apenas acababa la policía, con la petulancia de siempre, de tomar las primeras declaraciones, cuando llegaron las noticias de innumerables casos similares.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Personas que leían periódicos desaparecían por docenas ante la vista de la asustada multitud que cruzaba las calles, presa de agitación. Innumerables pirámides moradas quedaban esparcidas alrededor, en las escaleras, mercados y callejuelas, hasta donde abarcaba la vista. Al anochecer, Bombay quedó medio despoblada. Una orden de las autoridades sanitarias dispuso la inmediata clausura del puerto, así como de todo tráfico con el exterior, a fin de impedir la propagación de la nueva epidemia, pues no podía tratarse de otra cosa. El telégrafo y el cable zumbaron día y noche mandando al mundo entero la terrible noticia y detalles del “caso de Sir Roger Thornton”.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al día siguiente la cuarentena fue levantada, como extemporánea. Mensajes de terror de todos los países anunciaban que la “muerte morada” se propagaba por todas partes, casi simultáneamente, y amenazaba con despoblar la tierra. Todo el mundo perdió la cabeza y la sociedad civilizada parecía un gigantesco hormiguero en que un mozo de aldea había metido su pipa encendida. En Alemania, la epidemia estalló primero en Hamburgo. Austria, donde no se leen más que las noticias locales, se libró durante algunas semanas. El primer caso ocurrido en Hamburgo fue particularmente estremecedor. El pastor Stüiken, hombre al que la edad venerable había vuelto casi sordo, estaba sentado por la mañana a la mesa del desayuno, rodeado de sus familiares. Teobaldo, el hijo mayor, con su larga pipa de estudiante; Yette, la fiel esposa, y Mina y Tina. En una palabra, todos, todos. El anciano padre acababa de desplegar un periódico inglés recién llegado y leía a los suyos el relato del “caso de Sir Roger Thornton”. Apenas había pronunciado la palabra “Emelen” e iba a fortalecerse con un sorbo de café, cuando advirtió, presa de horror, que solo lo rodeaban conos de gelatina morada. De uno de ellos sobresalía aún la larga pipa estudiantil. Todas las catorce almas se las llevó el Señor a su seno. El piadoso anciano cayó desmayado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Una semana más tarde, la mayor parte de la humanidad estaba muerta. Le fue reservado a un sabio alemán poder arrojar un poco de luz sobre los acontecimientos. La circunstancia de que la epidemia respetase a los sordos y sordomudos le sugirió la idea de que se trataba de un fenómeno puramente acústico. En su solitaria buhardilla de estudioso llevó al papel una larga conferencia científica y anunció con algunas frases su lectura pública. El sabio, con su exposición, se refirió a ciertos escritos religiosos hindúes, casi desconocidos, que trataban acerca de la provocación de tormentas de fluidos astrales remolineantes mediante la pronunciación de ciertas palabras y fórmulas secretas, y fundamentó su relato en las más modernas experiencias en el campo de la teoría de las vibraciones y radiaciones.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pronunció su disertación en Berlín y fue tal la afluencia de público que tuvo que valerse de un tubo acústico mientras leía las largas frases. Cerró su memorable discurso con las siguientes lapidarias palabras:</div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-sJUpVjzPaWw/VQP7xyMSa8I/AAAAAAAAfJs/vTvnG5IQBYk/s1600/Gustav%2BMeyrink%2B-%2BEscritor.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-sJUpVjzPaWw/VQP7xyMSa8I/AAAAAAAAfJs/vTvnG5IQBYk/s1600/Gustav%2BMeyrink%2B-%2BEscritor.jpg" height="320" width="217" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
-Vayan a ver a un especialista del oído para que los vuelva sordos y cuídense de pronunciar la palabra... “Emelen”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Un segundo después el sabio y sus oyentes no eran más que conos inanimados de gelatina, pero el manuscrito no fue destruido; fue conocido y estudiado, y así la humanidad pudo evitar su total exterminio. Algunos decenios más tarde, estamos en 19..., una nueva generación de sordomudos puebla el globo terrestre. Usos y costumbres son diferentes, las clases y la propiedad han sido desplazadas. Un especialista del oído gobierna al mundo. Las partituras han sido arrojadas a la basura, junto con las viejas recetas de los alquimistas de la Edad Media.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mozart, Beethoven y Wagner se han vuelto ridículos, como antaño Alberto Magno y Bombasto Paracelso. En las cámaras de tormento de los museos, algún piano polvoriento muestra sus viejos dientes.</div>
<div style="text-align: right;">
Autor. <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Gustav_Meyrink">Gustav Meyrink</a></div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-69243399163911745552015-01-21T09:27:00.000+00:002015-01-21T09:27:09.051+00:00El burro canelo<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-I-UQZAC3E8k/VL9wkB2blNI/AAAAAAAAerA/3ZP2ZRj_FPw/s1600/El%2Bburro%2Bcanelo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-I-UQZAC3E8k/VL9wkB2blNI/AAAAAAAAerA/3ZP2ZRj_FPw/s1600/El%2Bburro%2Bcanelo.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Tras un día de camino para encontrar al hijo que regresaba del colegio después de algunos años de ausencia, el padre tuvo el primer disgusto. Apenas se habían saludado, el muchacho en lugar de preguntar por su madre, por los hermanos o al menos por la abuela, ansiosamente le dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.7900009155273px;">—</span>Padre, ¿y el burro canelo?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.7900009155273px;">—</span>El burro canelo se murió de roña, de garrapatas y de viejo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al muchacho se le habían olvidado costumbres y hasta los nombres de las cosas que lo rodearon desde que nació. ¡Cómo era posible que para montar pusiera en el estribo el pie derecho! Pero el asombro del padre fue mayor cuando el chico preguntó con gran curiosidad si aquello era trigo o arroz al pasar junto a unos campos sembrados de maíz.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras el muchacho descansaba, el padre sorprendido y triste informó a su esposa lo ocurrido. La madre no quiso darle mucho crédito, pero cuando llegó la hora de la cena, la mujer sintió el mismo desencanto. El muchacho solo hablaba de la ciudad. Uno de sus maestros le había dicho que el jorongo se llamaba “clámide”, y el huarache, el sufrido huarache del arriero, se le llama “coturno”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La madre había preparado para su hijo querido lo que más le gustaba: atole de maíz tierno, con piloncillo y canela. Cuando se lo sirvió, caliente y oloroso, el hijo hizo la más absurda pregunta de cuantas había hecho:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.7900009155273px;">—</span>Madre, ¿cómo se llama esto?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y mientras esperaba la respuesta se puso a menear el atole con un circular ir y venir de la cuchara.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.7900009155273px;">—</span>Al menos, si has olvidado el nombre, no has olvidado el meneadillo -dijo la madre suspirando.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
<a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Gregorio_L%C3%B3pez_y_Fuentes">Gregorio López y Fuentes</a></div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-47735765756403763062014-11-12T11:45:00.000+00:002014-11-12T11:45:22.675+00:00Cuento de los tres deseos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://4.bp.blogspot.com/-DG77Tuu8Phw/VGNIH_OJVqI/AAAAAAAAemY/FoZjWB8ovOs/s1600/descarga.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="//4.bp.blogspot.com/-DG77Tuu8Phw/VGNIH_OJVqI/AAAAAAAAemY/FoZjWB8ovOs/s1600/descarga.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Había una vez un hombre, que no era muy rico, que se casó con una bella mujer. Una noche de invierno, sentados junto al fuego, comentaban la felicidad de sus vecinos que eran más ricos que ellos.</div>
<div style="text-align: justify;">
-¡Oh! -decía la mujer- si pudiera disponer de todo lo que yo quisiera, sería muy pronto mucho más feliz que todas estas personas.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Y yo -dijo el marido-. Me gustaría vivir en el tiempo de las hadas y que hubiera una lo suficientemente buena como para concederme todo lo que yo quisiera.</div>
<div style="text-align: justify;">
En ese preciso instante, vieron en su cocina a una dama muy hermosa, que les dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
-Soy un hada; prometo concederles las tres primeras cosas que deseen; pero tengan cuidado: después de haber deseado tres cosas, no les concederé nada más.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando el hada desapareció, aquel hombre y aquella mujer se hallaron muy confusos:</div>
<div style="text-align: justify;">
-Para mí, que soy el ama de casa -dijo la mujer- sé muy bien cuál sería mi deseo: no lo deseo aún formalmente, pero creo que no hay nada mejor que ser bella, rica y fina.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Pero, -contestó el marido- aún teniendo todas esas cosas, uno puede estar enfermo, triste o incluso puede morir joven: sería más prudente desear salud, alegría y una larga vida.</div>
<div style="text-align: justify;">
-¿De qué serviría una larga vida, si se es pobre? -dijo la mujer-. Eso sólo serviría para ser desgraciado durante más tiempo. En realidad, el hada habría debido prometer concedernos una docena de deseos, pues hay por lo menos una docena de cosas que yo necesitaría.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Eso es cierto -dijo el marido- pero démonos tiempo, pensemos de aquí a mañana por la mañana, las tres cosas que nos son más necesarias, y luego las pediremos.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Puedo pensar en ello toda la noche -dijo la mujer- mientras tanto, calentémonos pues hace frío.</div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras hablaba, la mujer cogió unas tenazas y atizó el fuego; y cuando vio que había bastantes carbones encendidos, dijo sin reflexionar:</div>
<div style="text-align: justify;">
-He aquí un buen fuego, me gustaría tener un alna de morcilla para cenar, podríamos asarla fácilmente.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tan pronto como terminó de pronunciar esas palabras, cayó por la chimenea un alna de morcilla.</div>
<div style="text-align: justify;">
-¡Maldita sea la tragona con su morcilla! -dijo el marido-; no es un hermoso deseo, y sólo nos quedan dos que formular; por lo que a mí respecta, me gustaría que llevaras la morcilla en la punta de la nariz.</div>
<div style="text-align: justify;">
Y, al instante, el hombre se percató de que era más tonto aún que su mujer, pues, por ese segundo deseo, la morcilla saltó a la punta de la nariz de aquella pobre mujer que no podía arrancársela.</div>
<div style="text-align: justify;">
-¡Qué desgraciada soy! -exclamó- ¡eres un malvado por haber deseado que la morcilla se situara en la punta de mi nariz!</div>
<div style="text-align: justify;">
-Te juro, esposa querida, que no he pensado en que pudiera ocurrir -dijo el marido-. ¿Qué podemos hacer? Voy a desear grandes riquezas y te haré un estuche de oro para tapar la morcilla.</div>
<div style="text-align: justify;">
-¡Cuídate mucho de hacerlo! -prosiguió la mujer- pues me suicidaría si tuviera que vivir con esta morcilla en mi nariz, te lo aseguro. Sólo nos queda un deseo, cédemelo o me arrojaré por la ventana.</div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras pronunciaba estas frases corrió a abrir la ventana y su marido, que la amaba, gritó:</div>
<div style="text-align: justify;">
-Detente mi querida esposa, te doy permiso para que pidas lo que quieras.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Muy bien, -dijo la mujer- deseo que esta morcilla caiga al suelo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Y al instante, la morcilla cayó. La mujer, que era inteligente, dijo a su marido:</div>
<div style="text-align: justify;">
-El hada se ha burlado de nosotros, y ha tenido razón. Tal vez hubiéramos sido más desgraciados siendo más ricos de lo que somos en este momento. Créeme, amigo mío, no deseemos nada y tomemos las cosas como Dios tenga a bien mandárnoslas; mientras tanto, comámonos la morcilla, puesto que es lo único que nos queda de los tres deseos.</div>
<div style="text-align: justify;">
El marido pensó que su mujer tenía razón, y cenaron alegremente, sin volver a preocuparse por las cosas que habrían podido desear.</div>
<div>
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="background-color: white; color: maroon; font-size: medium; text-align: -webkit-center;"><a href="http://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=Jeanne-Marie+Le+Prince+de+Beaumont&source=web&cd=1&cad=rja&uact=8&ved=0CCMQFjAA&url=http%3A%2F%2Fes.wikipedia.org%2Fwiki%2FJeanne-Marie_Leprince_de_Beaumont&ei=y0djVJXdNMT1asW7gJAF&usg=AFQjCNHS1_uQTna4GF9a6cJ5PuV3ZH2KOg&sig2=4xpYxwssyKfXK1wNpMSovg">Jeanne-Marie Le Prince de Beaumont</a></span></div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-57470582563134083742014-09-03T07:38:00.001+01:002014-09-03T07:38:23.708+01:00El samurai y los tres gatos<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-6W5YYmFieWA/VAa2iDRICTI/AAAAAAAAdYk/zgVPiv0xKMs/s1600/Samurai.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-6W5YYmFieWA/VAa2iDRICTI/AAAAAAAAdYk/zgVPiv0xKMs/s1600/Samurai.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Un samurai tenía problemas a causa de un ratón que había decidido compartir su habitación y del que no llegaba a desembarazarse. Alguien le dijo: Necesitas un gato. Así que buscó uno en el vecindario y lo encontró: era un gato magnífico, valiente, robusto, hermoso y fuerte. Pero el ratón que era más listo y rápido que el gato, se burlaba de su fuerza y valentía.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Entonces el samurai buscó un segundo gato, y encontró uno malicioso y muy astuto. Desconfiado el ratón, no daba señales de vida y solo aparecía cuando aquél se dormía. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-Z4cUgPaDAWg/VAa3NXcRL2I/AAAAAAAAdYs/g215BEO7-Zo/s1600/El%2Bgato%2By%2Bel%2Brat%C3%B3n.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-Z4cUgPaDAWg/VAa3NXcRL2I/AAAAAAAAdYs/g215BEO7-Zo/s1600/El%2Bgato%2By%2Bel%2Brat%C3%B3n.jpg" /></a>Así que el samurai desquiciado se acercó a un templo Zen donde un monje le prestó al samurai el gato que con ellos vivía. Este gato tenía aspecto distraído, era mediocre y estaba durmiendo todo el tiempo indiferente a lo que le rodeaba. El samurai pensó: no será éste el que me librará del ratón.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sin embargo, el gato, siempre soñoliento e indiferente, pronto dejó de inspirar precauciones al ratón, que pasaba junto a él sin apenas hacerle caso. Pero un día, súbitamente, de un zarpazo, lo atrapó.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
Cuento anónimo japonés</div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-85197479101555048812014-08-20T09:30:00.000+01:002014-08-20T09:30:00.412+01:00El mejor safari<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-iwyuXpeBtrs/U9im1LaeUDI/AAAAAAAAc94/OPkC0ZFizmw/s1600/Poblado+africano.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-iwyuXpeBtrs/U9im1LaeUDI/AAAAAAAAc94/OPkC0ZFizmw/s1600/Poblado+africano.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Aquella noche nuestra madre fue a la tienda y no regresó. Nunca. ¿Qué había pasado? No lo sé. También mi padre se había marchado un día para nunca regresar; pero es que él fue a la guerra. Donde nosotros estábamos también había guerra, pero éramos pequeños y, al igual que la abuela y el abuelo, no teníamos armas. Aquellos contra quienes mi padre luchaba -los bandidos, los llama nuestro gobierno- irrumpían en el lugar donde vivíamos y nosotros huíamos de ellos como gallinas perseguidas por perros. No sabíamos adónde ir. Nuestra madre fue a la tienda porque decían que se podía comprar aceite para cocinar. Nos alegró porque hacía mucho que no probábamos el aceite. Puede que comprase aceite y que alguien la atacase en la oscuridad y le quitase aquel aceite. Puede que se topase con los bandidos. Si te encuentras con ellos, te matan. En dos ocasiones entraron en nuestro pueblo y corrimos a ocultarnos en el bosque, y cuando se hubieron marchado regresamos y descubrimos que se lo habían llevado todo. Pero la tercera vez que vinieron no quedaba nada que pudieran llevarse, ni aceite ni comida, así que le prendieron fuego a la paja y los techos de nuestras casas se hundieron. Mi madre encontró unas chapas de hojalata y las pusimos para cubrir parte de la casa. La esperamos allí la noche que no regresó. </div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Nos daba pánico salir, incluso para hacer nuestras cosas, porque sí que habían llegado los bandidos; no a nuestra casa -sin techo debía de parecer que no había nadie, que todos se habían ido-, pero sí al pueblo. Oíamos que la gente gritaba y corría. Nos daba miedo incluso correr, sin que nuestra madre nos dijese hacia dónde. Yo soy la segunda, la chica, y mi hermanito se agarraba a mi estómago, rodeándome el cuello con los brazos y la cintura con las piernas, igual que un monito a su madre. Mi hermano mayor se pasó toda la noche con un trozo de madera astillada en la mano, parte de uno de los palos que sostenían la casa y se habían quemado; era para defenderse si los bandidos lo encontraban.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-2tCQGFzSDfE/U9im-4A5P4I/AAAAAAAAc-A/O8VfK37L_tM/s1600/Familia+asesinada.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-2tCQGFzSDfE/U9im-4A5P4I/AAAAAAAAc-A/O8VfK37L_tM/s1600/Familia+asesinada.jpg" /></a></div>
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Nos quedamos allí todo el día. Aguardándola. No sé que día era; en nuestro pueblo ya no había escuela ni iglesia, así que no sabíamos si era domingo o lunes.</div>
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Al ponerse el sol, llegaron la abuela y el abuelo. Alguien del pueblo les había dicho que los niños estábamos solos; nuestra madre no había regresado. Digo «abuela» antes que «abuelo» porque es así: nuestra abuela es alta y fuerte, y aún no es vieja, y nuestro abuelo es bajito, apenas se le ve en sus holgados pantalones, sonríe pero no ha oído lo que le dices, y lleva el pelo que parece lleno de restos de jabón, La abuela nos llevó -a mí, al chiquitín, a mi hermano mayor y al abuelo- a su casa y todos teníamos miedo (salvo el chiquitín, que iba dormido en la espalda de la abuela) de encontrarnos a los bandidos por el camino. Estuvimos esperando mucho tiempo en casa de la abuela. Puede que un mes. Teníamos hambre. Nuestra madre nunca regresó. Durante el tiempo que estuvimos esperando que viniese a buscarnos, la abuela no pudo darnos comida, no tenía comida para el abuelo ni para ella. Una mujer que tenía leche en los pechos nos dio un poco para mi hermanito, aunque él en casa comía gachas, igual que nosotros. La abuela nos llevó a buscar espinacas silvestres, pero toda la gente del pueblo hacía lo mismo y no quedaba ni una hoja.</div>
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El abuelo, aunque se quedaba un poquito atrás, salió a pie con unos jóvenes a buscar a nuestra madre, pero no la encontró. Nuestra abuela lloró con otras mujeres y yo canté los himnos con ellas. Trajeron un poco de comida -alubias- pero al cabo de dos días nos quedamos otra vez sin nada. El abuelo tuvo tres ovejas y una vaca y un huerto, pero ya hacía mucho tiempo que los bandidos le habían quitado las ovejas y la vaca, porque ellos también pasaban hambre; y al llegar la época de la siembra el abuelo se había quedado sin semillas que sembrar.</div>
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<a href="http://4.bp.blogspot.com/-uH_2RUctWc0/U9incts6_6I/AAAAAAAAc-I/baCv6vIEsgw/s1600/Marcha+africana.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-uH_2RUctWc0/U9incts6_6I/AAAAAAAAc-I/baCv6vIEsgw/s1600/Marcha+africana.jpg" /></a></div>
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<br />
Así que decidieron -nuestra abuela, porque el abuelo hizo unos ruiditos, balanceándose, pero ella no le prestó atención- que nos marchásemos. Mis hermanos y yo nos alegramos. Queríamos irnos de allí donde ya no estaba nuestra madre y donde pasábamos hambre. Queríamos ir a donde no hubiese bandidos y hubiese comida. Era estupendo pensar que tenía que haber un lugar semejante lejos de allí.</div>
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<br />
La abuela dio su ropa de ir a la iglesia a una persona a cambio de maíz seco, que hirvió y envolvió en un trapo. Nos llevamos el maíz al marcharnos y ella creyó que podríamos encontrar agua en algún río, pero no dimos con ningún río y pasamos tanta sed que tuvimos que regresar. No hasta casa de los abuelos, sino hasta un pueblo donde había bomba de agua. Ella destapó la cesta donde llevaba ropa y el maíz y vendió sus zapatos para comprar un bidón grande agua. Yo dije: Gogo, ¿cómo vas a ir a la iglesia ahora si no llevas siquiera zapatos?, pero ella dijo que el viaje era largo y llevábamos demasiado peso. En aquel pueblo encontramos a otra gente que también se marchaba. Nos unimos a ellos porque parecían saber mejor que nosotros dónde estaba aquello.</div>
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<br />
Para llegar allí teníamos que cruzar el Parque Kruger. Habíamos oído hablar del Parque Kruger como de un país entero lleno de animales: elefantes, leones chacales, hienas, hipopótamos, cocodrilos, toda clase de animales. En nuestro país teníamos algunos iguales, antes de la guerra (la abuela lo recuerda, mis hermanos y yo no habíamos nacido), pero los bandidos matan a los elefantes y venden los colmillos, y los bandidos y nuestros soldados se han comido toda la caza. En nuestro pueblo había un hombre sin piernas: un cocodrilo se las arrancó en nuestro río; pero a pesar de ello nuestro país es un país de personas y no de animales. Habíamos oído hablar del Parque Kruger porque algunos de nuestros hombres iban a trabajar allí, a unos sitios donde acudían los blancos de visita y para ver los animales.</div>
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<br />
Así que reemprendimos el viaje. Había mujeres, y otras niñas como yo que tenían que llevar a los pequeños a cuestas cuando las mujeres se cansaban. Un hombre nos guió hasta el Parque Kruger. Es que aún no llegamos, es que aún no llegamos, no paraba yo de preguntarle a la abuela. Todavía no, decía el hombre, cuando ella se lo preguntaba por mí. Él nos explicó que tendríamos que dar un gran rodeo siguiendo la cerca, que nos mataría, nos dijo, achicharrándonos la piel en cuanto la tocásemos, igual que los cables de lo alto de los postes que llevan la luz eléctrica a nuestras ciudades. Yo ya he visto ese dibujo de una cabeza sin ojos ni piel ni pelo, en una caja de hierro del hospital de la Misión que teníamos antes de que lo volasen.</div>
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<a href="http://3.bp.blogspot.com/-JjcK_cGEsOY/U9innaa9dPI/AAAAAAAAc-Q/Jup1Thq2_Rk/s1600/Atardecer+b%C3%B3vidos.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-JjcK_cGEsOY/U9innaa9dPI/AAAAAAAAc-Q/Jup1Thq2_Rk/s1600/Atardecer+b%C3%B3vidos.jpg" /></a><br />
Al preguntar otra vez, dijeron que llevábamos una hora caminando por el Parque Kruger. Pero tenía el mismo aspecto que el chaparral por donde caminamos todo el día, y no habíamos visto más animales que monos y pájaros como los que hay donde vivimos, y una tortuga que, como es natural, no pudo escapar de nosotros. Mi hermano mayor y los otros chicos se la trajeron al hombre para matarla, guisarla y comérnosla. El hombre la dejó libre porque dijo que no podíamos encender fuego; que mientras estuviésemos en el Parque no deberíamos encender fuego porque el humo indicaría que estábamos allí. La policía y los guardas vendrían y nos obligarían a volver por donde habíamos venido. Dijo que teníamos que ir de un lado a otro como los animales entre animales, lejos de las carreteras, lejos de los campamentos de los blancos. Y justo en aquel momento oí, estoy segura de que fui la primera en oírlo, un crujir de ramas y el sonido de algo que se abría paso entre la hierba, y casi chillé porque creí que era la policía, los guardas (con quienes él nos dijo que tuviésemos cuidado) que habían dado con nosotros. Y era un elefante, y otro elefante, y más elefantes, grandes manchas oscuras que se movían por dondequiera que mirases entre los árboles. Arrollaban la trompa en las hojas rojas de los árboles de mopane y se las embutían en la boca. Los elefantitos se pegaban a sus madres. Los que ya eran un poco mayores peleaban entre sí igual que mi hermano mayor con sus amigos, pero con la trompa en lugar de con los brazos. Yo los observaba con tal interés que me olvidé de que tenía miedo. El hombre nos dijo que permaneciésemos quietos y en silencio mientras los elefantes pasaban. Pasaron muy lentamente, porque los elefantes son demasiado grandes para necesitar huir de nadie. </div>
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<br />
Los gamos corrían ante nosotros. Saltaban tan alto que parecían volar. Los facóqueros se paraban en seco al oírnos, y se alejaban zigzagueando como solía hacerlo un chico de nuestro pueblo con la bicicleta que su padre trajo de las minas. Seguimos a los animales hasta donde bebían. Cuando se marchaban íbamos a sus pozas. Nunca pasábamos sed porque encontrábamos agua, pero los animales comían, comían constantemente. Siempre que los veías estaban comiendo hierba, árboles, raíces. Y no había nada para nosotros. El maíz se nos había terminado. Lo único que podíamos comer era lo que comían los babuinos, pequeños higos resecos llenos de hormigas, que crecen en las ramas de los árboles junto a los ríos. Era duro ser como animales. </div>
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<br />
Cuando hacía mucho calor, durante el día encontrábamos leones echados y durmiendo. Eran del color de la hierba y no los descubríamos a primera vista, aunque el hombre sí, y nos hacía retroceder y dar un largo rodeo para no pasar por donde dormían. Yo quería echarme como los leones. Mi hermanito estaba adelgazando pero pesaba mucho. Cuando la abuela me buscaba, para cargármelo a la espalda, yo intentaba escabullirme. Mi hermano mayor dejó de hablar; y cuando descansábamos tenían que zarandearle para que se volviese a levantar, como si ahora fuese igual que el abuelo, que no oía. Vi que la abuela tenía la cara llena de moscas y que no se las espantaba; me asusté. Cogí una hoja de palmera y se las quité.</div>
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<a href="http://4.bp.blogspot.com/-7HBLhQhebLU/U9in50rRdQI/AAAAAAAAc-Y/QpQDZUx6xa0/s1600/Atardecer+con+mujeres+en+%C3%A1frica.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-7HBLhQhebLU/U9in50rRdQI/AAAAAAAAc-Y/QpQDZUx6xa0/s1600/Atardecer+con+mujeres+en+%C3%A1frica.jpg" /></a><br />
Caminábamos de día y de noche. Veíamos los fuegos donde los blancos cocinaban en los campamentos y olíamos el humo y la comida. Mirábamos las hienas, que iban agachadas como si sintiesen vergüenza, deslizarse por el chaparral siguiendo aquel olor. Si una de ellas volvía la cabeza, le veías unos ojos grandes y brillantes, como los nuestros cuando nos mirábamos unos a otros en la oscuridad. El viento traía voces en nuestra lengua desde los cercados donde viven quienes trabajan en los campamentos. Una de las mujeres que iba con nosotros quería ir a verlos por la noche y pedirles que nos ayudasen. Pueden darnos la comida de los cubos de basura, dijo, y empezó a lamentarse y la abuela tuvo que agarrarla y taparle la boca con la mano. El hombre que nos guiaba nos había dicho que debíamos rehuir a aquellos de los nuestros que trabajaban en el Parque Kruger; si nos ayudaban, perderían su trabajo. Si nos veían, todo lo que podían hacer era fingir que no éramos nosotros, que lo que habían visto eran animales. </div>
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<br />
A veces nos deteníamos a dormir un poco durante la noche. Dormíamos muy juntos. No sé que noche fue (porque caminábamos y caminábamos siempre y a todas horas) pero una vez oímos que los leones estaban muy cerca. Sus rugidos no eran como los que se oían desde lejos. Jadeaban como nosotros al correr, aunque es un jadeo diferente: se nota que no corren, que acechan por allí cerca. Nos apretábamos unos contra otros, unos encima de otros, y los de los lados intentaban refugiarse en el centro, donde estaba yo. Me aplastaron contra una mujer que olía mal porque tenía miedo, pero me alegré de poder agarrarme fuertemente a ella. Rogué a Dios que hiciera que los leones cogieran a alguien de los lados y se marcharan. Cerré los ojos para no ver el árbol desde donde cualquier león podía saltar y caerme justo encima. En lugar del león saltó el hombre que nos guiaba; puesto en pie, comenzó a golpear el árbol con una rama seca. Nos había enseñado a no hacer nunca ruido, pero él gritaba. Gritaba a los leones como solía hacerlo un borracho de nuestro pueblo, que le gritaba al aire. Los leones se retiraron. Los oímos rugir, devolviéndole los gritos desde lejos.</div>
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<br />
Estábamos cansados, cansadísimos. Mi hermano mayor y el hombre tenían que aupar al abuelo y</div>
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<a href="http://4.bp.blogspot.com/-Hvb4Fwn8o6o/U9iqp8Q9GgI/AAAAAAAAc-k/4I-ja_XXb4c/s1600/imagesGF8EQ33D.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-Hvb4Fwn8o6o/U9iqp8Q9GgI/AAAAAAAAc-k/4I-ja_XXb4c/s1600/imagesGF8EQ33D.jpg" /></a></div>
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pasarlo de piedra en piedra allí donde encontrábamos vados para cruzar los ríos. La abuela es fuerte, pero le sangraban los pies. Ya no podíamos seguir llevando las cestas en la cabeza, no podíamos cargar con nada, excepto mi hermanito. Dejamos nuestras cosas bajo un arbusto. Con tirar de nuestros cuerpos hasta allí ya será mucho, dijo la abuela. Luego comimos frutos silvestres que en el pueblo no conocíamos y tuvimos retortijones. Estábamos entre la hierba que llaman elefante porque es casi tan alta como un elefante, aquel día que nos dieron los dolores, y el abuelo no podía agacharse allí delante de todos como mi hermanito, y se fue un poco más allá para hacerlo a solas. Nosotros teníamos que seguir, no paraba de decirnos el hombre que nos guiaba, no podíamos retrasarnos, pero le pedimos que aguardase al abuelo. </div>
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<br />
Así que todos aguardaron a que el abuelo nos alcanzase. Pero no nos alcanzó. Era en pleno día; los insectos zumbaban en nuestros oídos y no lo oímos moverse entre la hierba. No podíamos verle porque la hierba era muy alta y él muy bajito. Pero debía de andar por allí, metido en sus holgados pantalones y en la camisa rasgada que la abuela no le pudo coser porque no tenía hilo. Sabíamos que no podía estar lejos porque era débil y lento. Fuimos todos a buscarle, pero en grupos, no fuese que también nosotros nos perdiésemos de vista entre la hierba. Esta se nos metía en los ojos y en la nariz. Continuábamos llamando al abuelo, pero el zumbido de los insectos debió de llenar el pequeño espacio que le quedaba para oír en las orejas. Miramos y miramos, pero no dábamos con él. Estuvimos entre aquella hierba tan alta toda la noche. En sueños, me lo encontré acurrucado en un espacio que había apisonado con los pies, igual que hacen los antílopes para ocultar sus crías. </div>
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<br />
Al despertarme seguía sin aparecer. Así que continuamos buscando, y para entonces vimos senderos que habíamos abierto de tanto pasar entre la hierba, y sería fácil para él encontrarnos si nosotros no le encontrábamos. Todo aquel día no hicimos más que quedarnos sentados y aguardar. Todo está muy tranquilo cuando tienes el sol encima de la cabeza, dentro de la cabeza, aunque te acuestes como los animales, bajo los árboles. Yo me tendí boca arriba y vi esos feos pájaros de pico ganchudo y cuello desnudo volando en círculo por encima de nosotros. Habíamos pasado muchas veces por delante de ellos mientras descarnaban huesos de animales muertos, de los que no quedaba nada que pudiésemos comer también nosotros. Ronda tras ronda, elevándose y descendiendo y de nuevo elevándose. Veía sus cabezas asomar por todos lados. Volando en círculo sin parar. Noté que la abuela, quieta allí sentada con mi hermanito en su regazo, también los veía.</div>
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<br />
Por la tarde, el hombre que nos guiaba se acercó a la abuela y le dijo que los demás debían continuar. Le dijo que si sus hijos no comían, morirían pronto. </div>
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<br />
La abuela no dijo nada.</div>
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<br />
Le traeré agua antes de marcharnos, dijo él.</div>
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<br />
La abuela nos miró, a mí, a mi hermano mayor y a mi hermanito, que estaba en su regazo. Nosotros observábamos cómo los demás se levantaban para marcharse. Yo no podía creer que la hierba se vaciaría en todo el derredor, donde ellos habían estado. Que nos quedaríamos solos en aquel lugar, el Parque Kruger: la policía o los animales darían con nosotros. Me saltaron lágrimas de los ojos y de la nariz y me cayeron en las manos, pero la abuela no hizo caso. Se levantó, con los pies separados tal como los pone para izar un haz de leña, allá en casa, en nuestro pueblo; se colgó a mi hermanito a la espalda y lo ató con su vestido (la parte de arriba se le había desgarrado y llevaba sus grandes pechos al aire, pero no había nada en ellos para él). Y dijo entonces: Vamos.</div>
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<a href="http://4.bp.blogspot.com/-Layw57qLCbc/U9iq8dg5fLI/AAAAAAAAc-s/Bk6GyvDR5as/s1600/Abuela+seguida.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-Layw57qLCbc/U9iq8dg5fLI/AAAAAAAAc-s/Bk6GyvDR5as/s1600/Abuela+seguida.jpg" /></a><br />
Así que dejamos el lugar de la hierba alta. Lo dejamos atrás. Fuimos con los demás y con el hombre que nos guiaba. Emprendimos la marcha, otra vez.</div>
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</div>
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Hay una tienda muy grande, más grande que una iglesia o una escuela, sujeta al suelo. No podía imaginar que aquello fuese lo que era, al llegar allá lejos. Vi una cosa parecida la vez que nuestra madre nos llevó a la ciudad porque se enteró de que nuestros soldados estaban allí y quería preguntarles si sabían donde estaba nuestro padre. En aquella tienda la gente cantaba y rezaba. Esta es azul y blanca como aquella pero no es para rezar y cantar; vivimos en ella con muchos otros que han llegado de nuestra tierra. La hermana de la clínica dice que somos doscientos sin contar los bebés; han nacido algunos por el camino a través del Parque Kruger.</div>
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<br />
Dentro, está oscuro incluso cuando luce el sol, y es como una especie de pueblo. En lugar de casas, cada familia tiene unos espacios separados por sacos o cartones de cajas -lo que encontremos- para que las demás familias sepan que es tu espacio y que no deben entrar aunque no haya puerta ni ventanas ni techumbres, de manera que si estás de pie y no eres una niña pequeña puedes ver el interior de la casa de todo el mundo. Algunos incluso han hecho pintura con piedras del suelo y han dibujado cosas en los sacos. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Pero sí que hay un techo de verdad: la tienda es el techo, alto, muy alto. Como el cielo. Como una montaña, y nosotros estamos dentro de ella; por las grietas bajan caminos de polvo, tan prietos que parece que se pudiera trepar por ellos. La tienda no deja entrar el agua por arriba, pero entra por los lados y por las callecitas que separan nuestros espacios (solo puede pasar por ellas una persona cada vez) y los pequeños como mi hermanito juegan con el barro. Hay que saltar por encima de ellos para pasar. Mi hermanito no juega. La abuela lo lleva a la clínica cuando viene el médico el lunes. La hermana dice que le pasa algo en la cabeza, y cree que es porque no teníamos bastante comida en casa. Por la guerra. Porque nuestro padre no estaba. Y porque luego había pasado mucha hambre en el Parque Kruger. Solo quiere estar todo el día encima de la abuela, en su regazo o pegado a ella, y no hace más que mirarnos y mirarnos. Quiere pedir algo pero se nota que no puede. Si le hago cosquillas solo sonríe un poquito. En la clínica nos dan un polvo especial para hacerle gachas y puede que un día se ponga bien. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Cuando llegamos estábamos con él, mi hermano mayor y yo. Casi no me acuerdo. Los vecinos del pueblo que está cerca de la tienda nos llevaron a la clínica, donde tienes que firmar que has llegado, desde muy lejos, por el Parque Kruger. Nos sentamos en la hierba y todo estaba embarrado. Había una hermana muy guapa con el pelo muy estirado y unos bonitos zapatos de tacón alto, que nos trajo el polvo especial. Nos dijo que teníamos que mezclarlo con agua y beberlo despacio. Nosotros rasgamos los paquetes con los dientes y lamimos todo el polvo; a mí se me quedó pegado en la boca y me chupé los labios y los dedos. Otros niños que hicieron el viaje con nosotros vomitaron. Pero yo solo notaba que todo se removía dentro de mi estómago, y que lo que me había tragado bajaba y se me arrollaba como una serpiente, y me dio un hipo muy fuerte. Otra hermana nos dijo que nos pusiésemos en fila en el porche de la clínica pero no pudimos. Nos quedamos todos por allí sentados, cayendo unos sobre otros; las hermanas nos ayudaron a todos a levantarnos cogiéndonos del brazo y luego nos clavaron una aguja. Con otras agujas nos sacaron la sangre y la metieron en unas botellitas. Era contra la enfermedad, pero yo no lo comprendía, y cada vez que cerraba los ojos me figuraba que aún caminaba, y que la hierba era alta, y veía a los elefantes, y no sabía que estábamos allá lejos. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Pero la abuela aún era fuerte, todavía podía tenerse en pie, y como sabe escribir firmó por nosotros. La abuela nos consiguió este espacio en la tienda junto a uno de los lados; es el mejor sitio porque, aunque entre agua cuando llueve, podemos levantar la lona cuando hace buen tiempo y nos da el sol, y se van los olores de la tienda. La abuela conoce aquí a una mujer que le enseñó dónde hay buena hierba para hacer esteras para dormir, y la abuela nos las hizo. Una vez al mes llega a la clínica el camión de la comida. La abuela va con una de las tarjetas que firmó y cuando le hacen el agujero nos dan un saco de maíz. Hay carretillas para llevarlo a la tienda; mi hermano mayor lo carga por ella, y luego él y los otros chicos hacen carreras con las carretillas vacías hasta la clínica. A veces tiene suerte y un hombre que ha comprado cerveza en el pueblo le da dinero para que la transporte; aunque esto no está permitido, porque hay que devolver las carretillas enseguida a las hermanas. Él se compra un refresco y me da un trago si le pillo. Otra vez al mes, la iglesia deja un montón de ropa vieja en el patio de la clínica. La abuela tiene otra tarjeta para que le hagan el agujero, y entonces podemos elegir algo: yo tengo dos vestidos, dos pantalones y un suéter, así que puedo ir a la escuela. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Los del pueblo nos dejan ir a su escuela. Me sorprendió que hablasen nuestra lengua. La abuela me<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.79px; text-align: justify;">—</span>Por eso nos dejan estar en su tienda<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.79px; text-align: justify;">—</span>. Hace mucho tiempo, en tiempos de nuestros padres, no había la cerca que mata, no estaba el Parque Kruger entre ellos y nosotros, y éramos todos un solo pueblo bajo nuestro propio rey, desde el hogar de donde nos marchamos hasta este sitio adonde hemos llegado. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Llevamos ya mucho tiempo en la tienda (yo he cumplido once años y mi hermanito tiene casi tres,</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-TYY-YdpWt8c/U9is7shkVqI/AAAAAAAAc_I/N9Kntp5q9UY/s1600/Pueblo+africano.png" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-TYY-YdpWt8c/U9is7shkVqI/AAAAAAAAc_I/N9Kntp5q9UY/s1600/Pueblo+africano.png" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
aunque es muy pequeño, solo tiene grande la cabeza, y aún no está del todo bien) y han cavado por todo el derredor y han plantado alubias y trigo y berzas. Los ancianos entretejen ramas para vallar sus jardines. No está permitido que nadie vaya a buscar trabajo en las ciudades, pero algunas mujeres lo han encontrado en el pueblo y pueden comprar cosas. La abuela, como todavía está fuerte, consigue trabajo donde la gente construye casas; porque en este lugar la gente construye bonitas casas con ladrillos y cemento, y no con barro como las que teníamos en nuestro pueblo. La abuela acarrea ladrillos para ellos y cestas de piedra en la cabeza. Así que tiene dinero para comprar azúcar y té y leche y jabón. El almacén le ha regalado un calendario que ella ha colgado en la lona de nuestra tienda. Voy muy bien en la escuela, y ella guardó los papeles de los anuncios que la gente tira al salir de comprar en el almacén y me forró los libros. A mi hermano mayor y a mí nos manda hacer los deberes todas las tardes antes de que oscurezca, porque no hay sitio más que para estar echados, muy juntos, como hacíamos en el Parque Kruger, aquí en nuestro espacio de la tienda, y las velas son caras. La abuela todavía no ha podido comprarse un par de zapatos para ir a la iglesia, pero nos ha comprado zapatos negros de colegiales y betún para lustrarlos a mi hermano mayo y a mí. Todas las mañanas, al levantarnos, los chiquitines lloran, la gente se empuja frente a los grifos de afuera y algunos niños ya rebañan los restos de gachas pegados en las ollas de las que comimos por la noche y mi hermano mayor y yo nos lustramos los zapatos. La abuela nos hace sentar en las esteras con las piernas estiradas para ver bien los zapatos y asegurarse de que los hemos hecho como es debido. Nadie más en la tienda tiene auténticos zapatos de colegial. Al mirar a los demás es como si estuviésemos otra vez en una verdadera casa, sin guerra, y no aquí lejos. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Llegaron unos blancos a tomarnos fotografías a los que vivimos en la tienda; dijeron que estaban haciendo una película, que es algo que nunca he visto pero sé lo que es. Una mujer blanca se metió en nuestro espacio y le hizo a la abuela unas preguntas que uno que entiende la lengua de la mujer blanca nos dijo en la nuestra.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.79px; text-align: justify;">—</span>¿Cuánto tiempo llevan viviendo de este modo?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.79px; text-align: justify;">—</span>¿Quiere decir aquí?, dijo la abuela. En esta tienda, dos años y un mes.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.79px; text-align: justify;">—</span>¿Y qué espera del futuro?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.79px; text-align: justify;">—</span>Nada. Estoy aquí.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.79px; text-align: justify;">—</span>¿Y para sus pequeños?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.79px; text-align: justify;">—</span>Quiero que aprendan para que puedan conseguir buenos empleos y dinero.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.79px; text-align: justify;">—</span>¿Confían en regresar a Mozambique, a su país? </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.79px; text-align: justify;">—</span>No volveré.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.79px; text-align: justify;">—</span>¿Pero cuando termine la guerra… y no puedan quedarse aquí? ¿No desea volver a su hogar?</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-64vcuxZeBrY/U9ise7mN4QI/AAAAAAAAc_A/I7aReefgfJw/s1600/Casa+en+%C3%A1frica.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-64vcuxZeBrY/U9ise7mN4QI/AAAAAAAAc_A/I7aReefgfJw/s1600/Casa+en+%C3%A1frica.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
No me pareció que la abuela quisiera seguir hablando. No me pareció que fuese a contestar a la mujer blanca. La mujer blanca ladeó la cabeza y nos sonrió.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
La abuela apartó la mirada de la mujer blanca y dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.79px; text-align: justify;">—</span>Ya no hay nada. No hay hogar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
¿Por qué dirá esto la abuela? ¿Por qué? Yo volveré. Yo volveré a través del Parque Kruger. Después de la guerra, cuando ya no queden más bandidos, quizá nuestra madre nos estará esperando. Y puede que cuando dejamos al abuelo solo se rezagase, que acabase por encontrar el camino, y fuese poquito a poco, a través del Parque Kruger, y esté también allí. Estarán en casa, y yo los recordaré.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div align="right" style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: right;">
<a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Nadine_Gordimer">Nadine Gordimer</a></div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-91322609590333215792014-08-09T09:56:00.000+01:002014-08-09T09:56:00.295+01:00La esposa discreta<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-tE5473gInGg/U9NvITIZUSI/AAAAAAAAc8g/XzwlJX20hWc/s1600/Reino.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-tE5473gInGg/U9NvITIZUSI/AAAAAAAAc8g/XzwlJX20hWc/s1600/Reino.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
En cierto reino, de cierto país, vivía en una aldea un viejo con su mujer. Tenían tres hijos: dos eran listos y el tercero tonto.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando le llegó al viejo la hora de morir, se puso a repartir el dinero entre los hijos: al mayor le dio cien rublos, al mediano otros cien, pero al menor no quiso darle nada, diciendo que sería igual que tirarlo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Pero, padre! <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>exclamó el muchacho<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. Los hijos, tanto listos como tontos, son todos iguales. Debías darme mi parte. Y el viejo le dio también cien rublos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Murió el padre, y los hijos lo enterraron. Poco después fueron los hermanos listos a comprar unos bueyes al mercado. El tonto los siguió. Los listos compraron bueyes y el tonto se trajo un gato y un perro. Al cabo de unos días, los listos engancharon los bueyes al carro para ir de viaje. Viendo sus preparativos, también el tonto se dispuso a marcharse.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡So tonto! ¿Adónde vas tú? ¿Quieres que se ría de ti la gente? </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Eso es cosa mía. Si los listos pueden salir de viaje, tampoco les está prohibido a los tontos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Metió el perro y el gato en un saco, se echó el saco a la espalda y abandonó la casa. Anda que te anda, llegó hasta un río muy ancho. Como no tenía dinero para pagar al barquero, recogió ramas secas, se hizo una cabaña en la orilla, y allí se quedó a vivir. El perro se puso a husmear por todas partes, a traer canteros de pan y, sin olvidarse de él, a alimentar a su amo y al gato.</div>
<div style="text-align: justify;">
Un día que pasaba por aquel río un barco cargado de mercaderías, el tonto gritó desde la orilla:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Eh, señor navegante! Ya que vas a comerciar a otras tierras, llévate también algo mío y, si lo vendes, partiremos las ganancias a medias <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>y lanzó su gato al barco.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Qué falta nos hace este bicho? <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>rieron los del barco-. ¡Vamos a tirarlo al agua!</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Cuidado que tenéis mal corazón! <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>protestó el amo del barco<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. No le hagáis nada. Que se quede para cazar ratones. </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Pues tienes razón...</div>
<div style="text-align: justify;">
Al cabo del tiempo <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>no sé si poco o mucho<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span> llegó el barco a unas tierras donde nadie había visto nunca un gato, pero donde había tantas ratas y tantos ratones como hay hierbas en el campo. El comerciante expuso sus mercaderías, y pronto encontró comprador para todas ellas. Cerrado el trato, el comprador le dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Esto hay que remojarlo. Te convido.</div>
<div style="text-align: justify;">
Conque llevó al comerciante a su casa, le hizo beber hasta emborracharle y luego mandó a sus dependientes que le encerraran en un cobertizo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>A ver si se lo comen las ratas y nos quedamos con todo de balde.</div>
<div style="text-align: justify;">
Llevaron, pues, al comerciante hasta un cobertizo oscuro y le dejaron tirado en el suelo. Pero el gato, que se había encariñado con él y le seguía a. todas partes, se metió también en el cobertizo y se puso a matar ratas a más y mejor hasta formar un montón tremendo. Por la mañana llegó el malvado comprador y se encontró al comerciante sano y salvo y al gato rematando a las últimas ratas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Véndeme este animal <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>pidió.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>De acuerdo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Después de mucho regatear, el comerciante vendió el gato a cambio de seis barrilillos de oro.</div>
<div style="text-align: justify;">
Regresó el comerciante a su país, vio al tonto y le entregó los tres barrilillos de oro que le correspondían.</div>
<div style="text-align: justify;">
«¡Cuánto oro! ¿Qué voy a hacer con ello?», pensó el tonto, y se marchó por las ciudades y los pueblos a </div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-9HLvYxHZNns/U9Nwr9WT55I/AAAAAAAAc8s/fp3sWZui41w/s1600/Barriles+con+dinero.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-9HLvYxHZNns/U9Nwr9WT55I/AAAAAAAAc8s/fp3sWZui41w/s1600/Barriles+con+dinero.jpg" /></a></div>
repartirlo entre los pobres. Así repartió el oro de dos barrilillos. Con el tercero compró incienso, lo llevó a un campo y lo encendió. Su nube aromática llegó hasta Dios en los cielos. De pronto, se presentó un ángel al tonto.<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Me manda nuestro Señor a preguntarte qué deseas. </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>No lo sé <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>contestó el tonto.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Bueno, pues ve hacia aquella parte. Encontrarás a tres campesinos que están labrando la tierra. Pregúntales, y ellos te lo dirán.</div>
<div style="text-align: justify;">
El tonto agarró una estaca y fue hacia los campesinos. </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Hola, viejo! <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>saludó al primero.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Hola, muchacho!</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Quieres decirme lo que podría pedirle a Dios? </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Y yo qué sé lo que necesitas?</div>
<div style="text-align: justify;">
Sin pensarlo poco ni mucho, le descargó al viejo un estacazo en la cabeza y lo dejó tieso. Luego se dirigió a otro y volvió a preguntar:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Qué me convendría pedirle a Dios? </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Cómo voy a saberlo yo?</div>
<div style="text-align: justify;">
El tonto le pegó con la estaca y le quitó el resuello. Llegó donde el tercer labrador y le pidió:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Dímelo tú, anciano.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Si fueran riquezas lo que obtuvieras, quizá acabaras olvidándote de Dios. Lo mejor que puedes pedir es una mujer discreta.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Qué te han aconsejado? <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>preguntó el ángel cuando el tonto volvió a su lado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Me han dicho que no pida riquezas, sino que pida una esposa discreta.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Está bien <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el ángel<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. Ve a tal, río, siéntate en el puente y fíjate en el agua. Verás pasar muchos peces, grandes y pequeños, y entre ellos una plotvá pequeñita, con un anillo de oro. Agárrala y, cuando la saques del agua, tírala por encima de tu hombro.</div>
<div style="text-align: justify;">
Así lo hizo el tonto. Llegó al río, se sentó en el puente y se puso a mirar fijamente al agua. Vio pasar muchos peces, grandes y pequeños, y por fin una plotvá pequeñita con un anillo de oro. En seguida la agarró y la tiró por encima de su hombro. Nada más pegar contra la tierra húmeda, se convirtió en una linda doncella que le dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Hola, amado mío!</div>
<div style="text-align: justify;">
Se tomaron de la mano y echaron a andar. Caminaron hasta que se puso el sol y entonces se detuvieron a pasar la noche en medio del campo. El tonto se quedó profundamente dormido. Entonces la linda doncella lanzó un grito estridente y al momento aparecieron doce operarios.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Construidme un lujoso palacio con el tejado de oro.</div>
<div style="text-align: justify;">
El palacio quedó terminado en unos instantes. Los jóvenes se habían dormido en pleno campo, pero despertaron en unos preciosos aposentos, con espejos y cuadros por las paredes. El propio soberano se quedó sorprendido al ver aquel palacio con tejado de oro. Hizo llamar al tonto y le dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Ayer todavía era esto un erial, y hoy se alza un palacio. Tú debes de ser algún brujo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>No, majestad. Todo se ha hecho por voluntad divina...</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-BFU39IVQTis/U9Nx_XVyp_I/AAAAAAAAc84/hLuxbjA0boU/s1600/Puente+de+oro.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-BFU39IVQTis/U9Nx_XVyp_I/AAAAAAAAc84/hLuxbjA0boU/s1600/Puente+de+oro.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Bueno, pues si has sido capaz de edificar un palacio en una sola noche, construye para mañana un puente que vaya desde tu palacio hasta mis aposentos y cuyas tarimas sean la mitad de oro y la mitad de plata. Si no lo haces..., mi espada, de un tajo, echará tu cabeza abajo.</div>
<div style="text-align: justify;">
El tonto se marchó de allí llorando. Su mujer, que estaba esperándole, le preguntó:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Por qué lloras?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Cómo no voy a llorar? Nuestro soberano me ha ordenado construir un puente cuyas tarimas sean la mitad de oro y la mitad de plata. Y quiere cortarme la cabeza si no está listo para mañana.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>No te preocupes, alma mía. Acuéstate, que la noche es buena consejera.</div>
<div style="text-align: justify;">
El tonto se acostó, se durmió y por la mañana se lo encontró todo hecho: el puente era tan hermoso como para pasarse un año admirándolo. El rey le llamó de nuevo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Buen trabajo <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>le dijo<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. Haz, ahora, que en una noche crezcan a ambos lados del puente manzanos cargados de frutos maduros y que en sus ramas canten aves del paraíso y maúllen gatos de mar. Si no lo haces..., mi espada, de un tajo, echará tu cabeza abajo.</div>
<div style="text-align: justify;">
El tonto se marchó de allí llorando. Su mujer, que salió a recibirle, le preguntó:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Por qué lloras?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Cómo no voy a llorar? Nuestro soberano quiere que para mañana hayan crecido a ambos lados del puente manzanos cargados de frutos maduros, con aves del paraíso que canten y gatos de mar que maúllen. Y si no está hecho, piensa cortarme la cabeza.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>No te preocupes. Acuéstate, que la noche es buena consejera.</div>
<div style="text-align: justify;">
Por la mañana se levantó el tonto, y todo estaba hecho. Arrancó unas cuantas manzanas y se las llevó en una bandeja a su soberano. El rey se comió una, luego otra, y dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Te felicito. Nunca había comido nada tan dulce. Bueno, pues ya que eres tan listo, amigo, vete al otro mundo y pregúntale a mi difunto padre dónde está escondida su fortuna. Si no consigues llegar, recuerda que... mi espada, de un tajo, echará tu cabeza abajo.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-Djtqe6afxm0/U9NyfhJpZcI/AAAAAAAAc9A/988hPq6EMOo/s1600/Infierno+entrada.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-Djtqe6afxm0/U9NyfhJpZcI/AAAAAAAAc9A/988hPq6EMOo/s1600/Infierno+entrada.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
De nuevo salió llorando el tonto.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Por qué viertes esas lágrimas, mi alma? <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>le preguntó su mujer.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Mis razones tengo: nuestro soberano me manda al otro mundo a preguntarle a su difunto padre dónde está escondida su fortuna.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡La cosa no es tan grave! Ve y pídele al rey que te acompañen dos de los boyardos que tan mal le aconsejan.</div>
<div style="text-align: justify;">
El rey designó a dos boyardos para acompañar al tonto, y su mujer le dio un ovillo de hilo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Toma <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>le dijo<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span> y marcha sin temor por donde ruede este ovillo.</div>
<div style="text-align: justify;">
El ovillo fue rodando, rodando, y se metió en el mar, que se abrió, dejando libre un camino. El tonto dio un paso, luego otro, y. en seguida se encontraron, él y sus acompañantes, en el otro mundo. Allí vio que unos demonios transportaban leña para una hoguera en un carro tirado por el difunto padre del rey, y que le arreaban con fustas de hierro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Alto! <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>gritó el tonto.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Qué quieres? -preguntaron los demonios levantando sus cabezas cornudas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Necesito hablar dos palabras con este difunto que empleáis para acarrear leña.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Vaya ocurrencia! ¡Ni que estuviéramos aquí para perder tiempo! Si dejamos de llevar leña se nos puede apagar el fuego debajo de la caldera.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Todo tiene arreglo. Mirad: podéis llevaros en su lugar a estos dos boyardos que lo harán mucho más aprisa.</div>
<div style="text-align: justify;">
En un abrir y cerrar de ojos desengancharon los demonios al viejo rey, pusieron en su lugar a los dos boyardos y les arrearon con la leña hacia la hoguera. Entonces le dijo el tonto al padre de su soberano:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Vuestro hijo, que es nuestro rey, me ha mandado a preguntaros dónde está escondida vuestra fortuna.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>La fortuna está en unos sótanos profundos, detrás de unos muros de piedra. Pero la fuerza no está en el dinero. Dile a mi hijo que, si gobierna el reino de tan mala manera como lo goberné yo, le ocurrirá lo mismo que a mí. Y ya estás viendo cómo me tratan los demonios: me han molido la espalda y los costados a fustazos. Toma este anillo y llévaselo a mi hijo para dar fe de tus palabras.</div>
<div style="text-align: justify;">
No había terminado de hablar el viejo rey, cuando volvían ya los demonios con el carro vacío en busca de más leña.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Arre, arre! ¡Estos sí que van ligeros! Déjanos hacer otro viaje con ellos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Por compasión! -gritaron los boyardos<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. No lo consientas. ¡Sácanos de aquí antes de que nos muramos!</div>
<div style="text-align: justify;">
Los demonios los desengancharon y los boyardos volvieron a la luz del día con el tonto.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando se presentaron ante el rey, éste se quedó horrorizado: los boyardos estaban demacrados, tenían los ojos casi fuera de las órbitas y fustas de hierro clavadas en los flancos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Qué os ha ocurrido? <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>inquirió el rey.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-YzTxiSv2qoc/U9NyzLE6tYI/AAAAAAAAc9I/OKTQgozUl9s/s1600/Boyardos.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-YzTxiSv2qoc/U9NyzLE6tYI/AAAAAAAAc9I/OKTQgozUl9s/s1600/Boyardos.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Hemos estado en el otro mundo <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>explicó el tonto<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. Al ver que los demonios transportaban leña en un carro tirado por vuestro difunto padre, los detuve y les presté a estos dos boyardos para que le sustituyeran mientras hablábamos. De manera que a ellos les han hecho acarrear la leña los demonios durante ese rato.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Y qué recado me envía por tu conducto?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Me ha mandado deciros que, si vuestra majestad gobierna el reino de tan mala manera como lo gobernó él, os ocurrirá lo mismo a vos. Y para dar fe de mis palabras, os envía este anillo. </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Lo que me importa no es eso. ¿Dónde está su fortuna?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Está escondida en unos sótanos profundos, detrás de muros de piedra.</div>
<div style="text-align: justify;">
En seguida se hizo venir a una compañía de soldados que empezaron a demoler los muros de piedra. Cuando los echaron abajo aparecieron toneles llenos de plata y de oro. ¡Un tesoro fabuloso!</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Gracias por tu buen trabajo, muchacho <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>le dijo el rey al tonto<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. Pero, ya que has sido capaz de ir hasta el otro mundo, consígueme ahora un gusli que toque solo. Si no lo traes..., mi espada, de un tajo, echará tu cabeza abajo.</div>
<div style="text-align: justify;">
El tonto se marchó llorando.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Por qué lloras? <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>le preguntó su mujer.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Cómo no voy a llorar? Haga lo que haga, siempre resulta que peligra mi cabeza. Ahora me manda el rey a buscar un gusli que toque solo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>No te preocupes: esos instrumentos los fabrica mi hermano.</div>
<div style="text-align: justify;">
La esposa le dio entonces al tonto un ovillo y una toalla bordada por ella, le recomendó que se hiciera acompañar por los dos mismos boyardos consejeros del rey y añadió:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Esta vez faltarás de casa mucho tiempo y me temo que el rey pueda preparar alguna trampa contra mi dignidad. Ve al jardín y corta tres varitas.</div>
<div style="text-align: justify;">
El tonto obedeció.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Ahora, péganos tres golpes con estas varitas al palacio y a mí y ve con Dios.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando el tonto hizo lo que le había dicho, su mujer quedó convertida en una roca y el palacio en una montaña de piedra. Entonces fue a recoger a los dos boyardos de la primera vez y se puso en camino, yendo siempre por donde rodaba el ovillo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Así rodando, no sé si poco o mucho tiempo, no sé si hasta muy lejos o no, penetró el ovillo en un bosque oscuro y llegó hasta una casita. Entró el tonto en la casita y encontró allí a una vieja.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Hola, abuela!</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Hola, muchacho! ¿Qué buscas por esos mundos de Dios?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Voy buscando a un artífice capaz de fabricarme un gusli que toque solo y que, con su música, haga bailar a la gente aunque no quiera.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Ah! Pues esos gusli los fabrica mi hijo. Aguarda un poco, que en seguida vendrá.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-wnJIkNL02ZA/U9NzPyD6suI/AAAAAAAAc9U/VzmUDALniQg/s1600/Gusli+2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-wnJIkNL02ZA/U9NzPyD6suI/AAAAAAAAc9U/VzmUDALniQg/s1600/Gusli+2.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
En efecto, al poco rato llegó el hijo de la anciana.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Señor maestro <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>le rogó el tonto<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>: hazme por favor un gusli que toque solo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Precisamente tengo uno hecho, y te lo puedo regalar; pero a condición de que nadie se duerma mientras lo afino. El que se duerma y no se levante cuando yo le llame perderá la cabeza.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Está bien, señor maestro!</div>
<div style="text-align: justify;">
El artífice puso manos a la obra, empezando a afinar el gusli que tocaba solo. Arrullado por la música, uno de los boyardos se quedó profundamente dormido.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Estás dormido? <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>preguntó el artífice.</div>
<div style="text-align: justify;">
Como el boyardo no se levantó ni contestó, su cabeza cayó rodando por el suelo. A los dos o tres minutos se durmió el otro boyardo, y también su cabeza cayó de sus hombros. Un minuto después, le entró sueño al tonto.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Estás dormido? <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>preguntó el artífice.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>No. No estoy dormido. Es que cierro los ojos porque los tengo irritados después del viaje. ¿No tendríais un poco de agua para refrescármelos?</div>
<div style="text-align: justify;">
La vieja le dio agua, el tonto se lavó los ojos y sacó su toalla bordada para secarse. Nada más verla, la vieja reconoció el bordado hecho por su hija.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Yerno mío querido! <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>exclamó<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. No esperaba yo verte por aquí. ¿Cómo está mi hija?</div>
<div style="text-align: justify;">
Se abrazaron, se besaron, luego se pasaron tres días de comilona y de diversiones y llegó el momento de separarse. El artífice le regaló a su cuñado un gusli que tocaba solo y el tonto emprendió el regreso a su casa llevándose el instrumento bajo el brazo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Anda que te anda, salió del bosque oscuro al camino. Para entretenerse hizo que tocara el gusli. Se habría pasado la vida oyéndolo... En esto se encontró con un bandolero.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Dame el gusli que toca solo, y yo te daré una estaca. </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Y para qué quiero yo tu estaca?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Esta no es una estaca como las demás. Basta decirle «pega y atiza, estaca mía», y es capaz de dejar en el sitio a un ejército entero.</div>
<div style="text-align: justify;">
El tonto aceptó el trato, agarró la estaca y le ordenó que matara al bandolero. La estaca saltó sobre él, le atizó un par de golpes y lo dejó muerto. Entonces reanudó el tonto su camino con el gusli y la estaca.</div>
<div style="text-align: justify;">
Así llegó a su país. «Para presentarme al rey, siempre tendré tiempo <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>pensó<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. Me gustaría ver a mi esposa primero.» Conque pegó con tres varitas sobre la montaña de piedra -uno, dos, tres-, y volvió a surgir el palacio maravilloso; pegó sobre la roca y reapareció su esposa delante de él. Se abrazaron, se saludaron, intercambiaron dos o tres palabras, y el tonto fue a ver al rey con el gusli, pero sin olvidarse de la estaca.</div>
<div style="text-align: justify;">
«A éste, no hay obstáculo que lo detenga <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>pensó el rey al verlo<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. Todo lo cumple.» Y en seguida se puso a gritarle, furioso:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Qué respeto es éste? En vez de presentarte a mí, has ido corriendo a abrazar a tu mujer primero...</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Perdonadme, majestad. Reconozco que he hecho mal.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Y qué adelanto yo con que lo reconozcas? ¡Ahora sí que no te perdonaré! Que traigan mi espada damasquinada.</div>
<div style="text-align: justify;">
El tonto vio que las cosas se ponían feas y gritó:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Pega y atiza, estaca mía!</div>
<div style="text-align: justify;">
Al momento saltó la estaca, le atizó un par de golpes al rey y lo dejó seco.</div>
<div style="text-align: justify;">
El tonto subió al trono en su lugar y reinó mucho tiempo en paz y justicia.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
Cuento popular ruso. <a href="https://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&cad=rja&uact=8&ved=0CCUQFjAA&url=http%3A%2F%2Fes.wikipedia.org%2Fwiki%2FAleksandr_Afan%25C3%25A1siev&ei=I2vTU-juA-Oy0QXB7oDwBw&usg=AFQjCNHmQCEh2ScOMMmx0c7BLo4HS01hXQ&sig2=xY9qO-a65saEnstHvNDRKQ&bvm=bv.71778758,d.d2k">Aleksandr Nikolaevich Afanasiev</a></div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-19840139935460313582014-07-25T19:57:00.001+01:002014-07-25T19:57:24.044+01:00La paja, la brasa y la judía<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-YjRfkjHMX-I/U9KnjakIpaI/AAAAAAAAc8I/K6uCgcQYqO0/s1600/Vieja+cocinando.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-YjRfkjHMX-I/U9KnjakIpaI/AAAAAAAAc8I/K6uCgcQYqO0/s1600/Vieja+cocinando.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
En una villa vivía una pobre mujer, que había recogido un plato de judías y deseaba cocinarlas. Así que la señora encendió su fogón, y para que ardiera más rápido trajo con un puñado de pajas para atizarlo. Cuando estaba vaciando las judías a la olla, una de ellas cayó al suelo sin que se diera cuenta, y quedó posada junto a una paja, e instantes después una brasa encendida saltó del fuego y cayó en medio de la paja y la judía.</div>
<div style="text-align: justify;">
Entonces la paja tomó la palabra y dijo:</div>
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px; text-align: justify;">—</span>Queridas amigas, ¿de adónde han llegado ustedes?<br />
<div style="text-align: justify;">
La brasa replicó:</div>
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px; text-align: justify;">—</span>Yo afortunadamente salté del fuego, y si no hubiera escapado por fuerza mayor, mi muerte hubiera sido cierta, y estaría convertida en cenizas.<br />
<div style="text-align: justify;">
La judía dijo:</div>
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px; text-align: justify;">—</span>Yo también escapé con mi pellejo entero, pero si la mujer me hubiera regresado a la olla, ya estaría hecha puré como mis compañeras.<br />
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px; text-align: justify;">—</span>¿Y podría haber habido mejor destino para mí? <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px; text-align: justify;">—</span>dijo la paja, Esa mujer convirtió a toda mi hermandad en fuego y humo. Ella cogió a sesenta hermanas de una sola vez, y tomó sus vidas. Dichosamente yo resbalé de entre sus dedos.<br />
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px; text-align: justify;">—</span>¿Pero que haremos ahora? <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px; text-align: justify;">—</span>dijo la brasa.<br />
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px; text-align: justify;">—</span>Yo creo <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px; text-align: justify;">—</span>contestó la judía, que como afortunadamente escapamos de la muerte, debemos mantenernos juntas como buenas compañeras, y a menos que una desgracia nos obligara a quedarnos aquí, debemos partir juntas e irnos para otras tierras.<br />
<div style="text-align: justify;">
La propuesta complació a las otras dos, y salieron a su camino en compañía. Sin embargo, pronto llegaron a un pequeño riachuelo, y como no había puente ni tablón, no sabían como hacer para pasar. La paja creyó tener una buena idea y dijo:</div>
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px; text-align: justify;">—</span>Yo me posaré entre las dos orillas, y entonces ustedes pasan sobre mí como un puente.<br />
<div style="text-align: justify;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-TT4cxTyEs3A/U9KnqlqVtlI/AAAAAAAAc8Q/hAhBniHwjZ8/s1600/Brasa+en+el+agua.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-TT4cxTyEs3A/U9KnqlqVtlI/AAAAAAAAc8Q/hAhBniHwjZ8/s1600/Brasa+en+el+agua.jpg" /></a>La paja, efectivamente se posicionó de orilla a orilla, y la brasa, que era de una disposición impetuosa, se subió rápidamente sobre aquél recién construido puente. Pero cuando estaba por la mitad, oyó al agua corriendo debajo de ella, y después de todo, se asustó y se quedó paralizada y no caminó más. La paja entonces comenzó a arder, se rompió en dos partes y cayó a la corriente. La brasa resbaló detrás de ella, se apagó en cuanto cayó al agua, y se ahogó. La judía que se había quedado prudentemente en su orilla, no pudo más que reírse del suceso, y le fue imposible parar, y se rió tan fuerte que se reventó. Ahí pudo haber terminado todo para ella también, pero afortunadamente, un sastre de muy buen corazón que buscaba trabajo y pasaba por allí, la vio, sacó hilo y aguja, y la remendó. La judía le agradeció muy sinceramente, y desde entonces, todas las judías tienen una costura al centro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
<a href="https://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&cad=rja&uact=8&ved=0CCAQFjAA&url=http%3A%2F%2Fes.wikipedia.org%2Fwiki%2FHermanos_Grimm&ei=EKbSU9z8HIPV0QWs34HIDw&usg=AFQjCNG2xy6fbGukBnJaUNNQUb2JOpcaEw&bvm=bv.71778758,d.ZGU">Jacob y Wilhelm Grimm</a></div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-91546869610432429522014-07-23T14:31:00.001+01:002014-07-23T14:31:30.512+01:00La hija del carbonero<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-b6gtl78k_gE/U8-1dLvLokI/AAAAAAAAckQ/apJLKv9oc5M/s1600/Carbonero+sentado.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-b6gtl78k_gE/U8-1dLvLokI/AAAAAAAAckQ/apJLKv9oc5M/s1600/Carbonero+sentado.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Erase una vez un hombre pobre que, para poder alimentar a sus siete hijas ya mayores y a sus hijos pequeños, iba al bosque en busca de carbón de leña, que luego vendía en la ciudad.</div>
<div style="text-align: justify;">
Seis de las hijas sentían vergüenza de su padre, porque era pobre y, de tanto trabajar con el carbón todo el día, siempre estaba negro y muy pobremente vestido. Para demostrar que estaban por encima de esa miserable condición, pasaban los días maquillándose y emperifollándose sin hacer nada. Dejaban todas las tareas de la casa en manos de su hermana menor, que se ocupaba de ellas de buena gana y con esmero. Por la noche, cuando su padre volvía cansado, ella le quitaba las sandalias y lavaba en seguida sus ropas llenas de polvo negro para que pudiera usarlas limpias otra vez al día siguiente. Esta hija era famosa en la región por su inteligencia. Era capaz de comprender las palabras más oscuras y de resolver los enigmas más difíciles.</div>
<div style="text-align: justify;">
Por otra parte, el rey de la región tenía fama de ser él mismo un gran aficionado a los enigmas y, como era a la vez muy autoritario y caprichoso, los proponía a veces a sus súbditos, que debían resolverlos en un plazo fijo so pena de perder la vida. Justamente acababa de imaginar uno. Reunió también a algunos habitantes de la ciudad, entre los cuales estaba el carbonero.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tengo un árbol -dijo- con doce ramas, cada una de las cuales lleva treinta ramos. Cada ramo produce cinco hojas. Tenéis ocho días para decirme qué es. Si al cabo de ocho días no lo habéis descifrado, os haré cortar la cabeza.</div>
<div style="text-align: justify;">
Los súbditos del rey se fueron abatidos. Aunque se hicieron entre sí varias consultas y pidieron la opinión de hombres conocidos por su agudeza, no pudieron hallar la respuesta al enigma. Se acercaba el día en que había que presentarse de nuevo ante el rey, y el carbonero, habiendo averiguado en vano hasta la víspera, reunió a sus hijas para ponerlas al tanto de la situación. Les contó la prueba a la que el rey una vez más los sometía:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Mañana debemos ir a palacio y, como ninguno de nosotros ha acertado, sin duda nos condenará a muerte. Desde ese momento vosotras tendréis que ocuparos de vuestra subsistencia.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Pero <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo la menor de sus hijas<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>, no hay nada más fácil de resolver que el enigma del rey.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al carbonero le costó creerlo, pero ella se lo explicó y, como no había otra solución, decidió proponérsela al rey tal como acababa de oírla.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al día siguiente los hombres de la ciudad comparecieron ante el rey, quien los hizo desfilar uno tras otro. Por cada respuesta que recibía, se reía burlónamente y le decía al pobre infeliz que se pusiese a un lado. Minuto a minuto crecía el grupo de los condenados. Al fin sólo quedó el carbonero.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Y tú, carbonero, ¿qué has descubierto? <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>preguntó el rey riendo, pues estaba convencido de que el carbonero <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>no podía vencer en lo que los demás habían fracasado.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: right;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-0yWciOfzEQo/U8-2NuebnhI/AAAAAAAAckY/XdkZkNYwz0o/s1600/Carbonero+2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-0yWciOfzEQo/U8-2NuebnhI/AAAAAAAAckY/XdkZkNYwz0o/s1600/Carbonero+2.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Majestad <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el carbonero<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>, sólo Dios y Vos mismo conocéis la respuesta al enigma. No obstante, yo creo que el árbol representa el año, las ramas los doce meses, los ramos los días y las hojas las cinco plegarias de la jornada.</div>
<div style="text-align: justify;">
El rey exclamó:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Carbonero, has salvado tu cabeza y la de tus compañeros, porque ésa es la respuesta correcta.</div>
<div style="text-align: justify;">
Un murmullo de alivio recorrió el grupo de los hombres que ya se creían condenados.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Pero <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>continuó el rey- no me dirás que has encontrado solo la respuesta al enigma. Alguien te ha ayudado a resolverlo o tal vez lo ha resuelto para ti.</div>
<div style="text-align: justify;">
El carbonero estaba perplejo: por un lado tenía miedo de que, revelando la existencia y sobre todo la inteligencia de su hija, el rey la sometiese a nuevas pruebas y tal vez peligrosas, pero por el otro temía que el rey, descubriendo que había mentido, le impusiese un terrible castigo. Ante el dilema, juzgó que era preferible decir la verdad:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Es cierto, Majestad <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Quién ha sido?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Una hija <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el carbonero evasivamente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Una hija? Pues entonces quiero casarme con ella.</div>
<div style="text-align: justify;">
El carbonero se mostró perturbado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Pues bien <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>exclamó el rey<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>, ¿qué esperas para decirme dónde se encuentra esa hija?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Es que <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el carbonero tartamudeando<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>... ella es demasiado joven... y... de todas maneras... indigna de vos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Indigna?... ¿Indigna la hija que te ha librado de un lance tan difícil?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Es que...</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Y bien?</div>
<div style="text-align: justify;">
El carbonero vaciló y dijo luego precipitadamente:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Es mi hija!... ¡No iréis a casaros con la hija de un carbonero!...</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Desde luego que sí! <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el rey<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. Le dirás a tu hija que se prepare. Le doy todo el tiempo... le doy el valor de mi árbol <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>añadió riendo<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. Dentro de doce meses, exactamente, mis hombres irán a buscarla y me casaré con ella.</div>
<div style="text-align: justify;">
El carbonero, pensando que la última proposición del rey sólo era un capricho de príncipe, se desinteresó y acabó por olvidarla.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-PpyDloFY9N0/U8-2jFnY7hI/AAAAAAAAckg/Pf0gQqfPs2s/s1600/Hija+del+carbonero.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-PpyDloFY9N0/U8-2jFnY7hI/AAAAAAAAckg/Pf0gQqfPs2s/s1600/Hija+del+carbonero.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Exactamente doce meses después de la reunión en palacio, los hombres del rey se presentaron con una caravana cargada de regalos principescos. Su amo les había encargado que los entregasen a su prometida y también que le informasen si la futura reina era guapa.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Y sobre todo <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>había dicho<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>, sobre todo escuchad bien lo que ella os diga y venid a repetírmelo exactamente, si no...</div>
<div style="text-align: justify;">
Durante el camino, los servidores habían encontrado tan abundantes y preciosos los presentes del rey que habían separado una parte para ellos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al llegar sólo vieron a las siete hijas del carbonero, seis de las cuales estaban ocupadas acicalándose, ataviándose y mirándose en los espejos. La séptima se afanaba por recibirlos dignamente. Los servidores, al ver sólo a ellas en la casa, preguntaron:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Dónde está vuestro padre?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Ha ido a echar agua en el agua <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo la menor.</div>
<div style="text-align: justify;">
Los servidores se miraron.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Dónde está vuestra madre?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Ha ido a ver lo que nunca ha visto. </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Vuestros hermanos?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Han ido a dar golpes y a recibirlos...</div>
<div style="text-align: justify;">
Los servidores del rey estaban azorados. No comprendían nada de las palabras de la joven; algunos se preguntaban incluso si no había perdido la razón, pero recordaron las órdenes del rey y tuvieron cuidado de retener todo lo que acababan de oír, a fin de transmitirlo fielmente. Entregaron luego los presentes que su amo les había confiado.</div>
<div style="text-align: justify;">
El padre, la madre y los chicos, cada uno por su lado, volvieron pronto. Se soprendieron mucho al ver en su casa a los hombres del rey, cuyas indicaciones habían olvidado. Afortunadamente, la joven ya había preparado para sus padres y sus huéspedes la comida, que ella misma sirvió.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando llegaron los pollos, cogió uno de ellos y lo troceó. A su padre le dio la cabeza, a su madre la carcasa, a sus hermanas las alas, a sus hermanos las pechugas y a los servidores del rey... Las patas. Cada vez más intrigados, éstos se cuidaron muy bien de demostrarlo, por miedo a enfadar a quien pronto sería su reina.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando estaban a punto de despedirse, la joven se volvió hacia el jefe de los servidores y le dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Cuando hayáis vuelto junto a vuestro amo, le presentaréis mis respetos y al mismo tiempo, os lo ruego, no olvidéis decirle exactamente lo que os voy a decir. Decidle que le faltan estrellas al cielo, agua al mar y a la perdiz el plumón.</div>
<div style="text-align: justify;">
Los servidores no entendían. Sin embargo, repitieron varias veces las palabras de la joven para retenerlas y transmitírselas al rey.</div>
<div style="text-align: justify;">
Encontraron a su amo impaciente por volver a verlos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Deprisa! <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. Contadme todo y tened cuidado de no olvidaros de nada.</div>
<div style="text-align: justify;">
Contaron todo con detalle, atentos a no dejar traslucir su sorpresa para no indisponer al rey.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Cuando le preguntamos dónde estaban su padre, su madre y sus hermanos, dijo que el primero se había ido a echar agua en el agua, la segunda a ver lo que nunca había visto y los últimos a dar golpes y recibirlos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Majestad <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>añadió el jefe de los servidores<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>, nosotros os transmitimos con toda exactitud las palabras de la joven.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Son claras <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el rey.</div>
<div style="text-align: justify;">
Los servidores se quedaron boquiabiertos.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-ZlOt39tqm2o/U8-4PYibg6I/AAAAAAAAcks/otVpoD5cReE/s1600/Sabio.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-ZlOt39tqm2o/U8-4PYibg6I/AAAAAAAAcks/otVpoD5cReE/s1600/Sabio.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>La madre <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>continuó el rey<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>, fue a asistir a una mujer parturienta. Iba a ver, pues, a un niño que hasta entonces no había visto nunca.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Fue lo que ella dijo al volver <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el jefe de los servidores estupefacto.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>El padre <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>continuó el rey<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>, fue a desviar el agua del río para accionar la rueda de su molino. El agua, cuando sale del molino, vuelve inmediatamente al río. El molinero, pues, volvió a echar el agua en el agua.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Exactamente! <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>exclamaron dos o tres servidores al mismo tiempo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>En cuanto a los hermanos pequeños, se fueron a la plaza a jugar a guerras con los chicos de su edad.</div>
<div style="text-align: justify;">
Los servidores, maravillados, convinieron que esto también era cierto.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Hay algo más <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el jefe de los servidores.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Qué?</div>
<div style="text-align: justify;">
Contó la extraña manera de repartir el pollo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>El pollo estuvo muy bien repartido <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el rey.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Probablemente, Majestad. Pero nosotros no hemos comprendido.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Nada más fácil <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el rey<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. A su padre la joven le dio la cabeza, pues él es cabeza de familia; a su madre la carcasa, porque sobre ella reposa el peso de toda la casa; a sus hermanos las pechugas, porque ellos son la muralla y los defensores; a sus hermanas las alas, porque un día habrán de tomar marido y se irán; y a vosotros las patas, porque por vuestros pies habéis llegado hasta ella y por ellos también debíais volver.</div>
<div style="text-align: justify;">
Los servidores estaban admirados y se felicitaban de que la joven, al menos, no hubiese advertido los hurtos que habían hecho en los regalos que le estaban destinados.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Eso es todo? <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>preguntó el rey.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Hay una última cosa <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el jefe de los servidores<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. Antes de despedirnos, la joven nos encargó que os repitiésemos sus palabras exactamente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Cuáles?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Dijo que os dijéramos que al cielo le faltaban estrellas, al mar el agua y a la perdiz el plumón.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Miserables! <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>exclamó el rey<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. ¿Qué habéis hecho con mis presentes?</div>
<div style="text-align: justify;">
El jefe de los servidores se puso lívido. </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Los entregamos <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Entregasteis todo? <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>gritó el rey.</div>
<div style="text-align: justify;">
Los servidores, viéndose descubiertos, se prosternaron en el suelo para solicitar el perdón a su amo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Quitando las piedras preciosas de las joyas de la joven <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el rey<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>, habéis privado a su cielo de estrellas. Tomando una parte de los perfumes, habéis quitado agua del mar. Y al apropiaros de las telas de oro y seda, habéis arrebatado el plumón de mi paloma... ¡De pie! <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. No quiero empañar con vuestro castigo el recuerdo de este día.</div>
<div style="text-align: justify;">
Y los perdonó. Poco tiempo después, el rey celebró sus bodas. Las fiestas duraron siete días y siete noches. El carbonero vio mudar su condición de un día para otro. Apenas podía creer en el milagro que hacía de él el padre de la reina. El rey, por su parte, estaba muy feliz de tener en su palacio a una esposa que podría responderle y jugar con las mismas armas al juego de los enigmas y de los mensajes alegóricos. Pero al mismo tiempo se daba cuenta de que un día la reina acabaría por tener ventaja sobre él. Así que la puso en guardia desde el primer día:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Yo sé que de todos los hombres y de todas las mujeres que habitan mi reino, tú eres la única capaz de, llegado el caso, ganarme la partida. Pero te advierto: soy el rey y nunca admitiré que tu palabra se imponga sobre la mía, cualquiera que sea la ocasión. Si esto llega a ocurrir algún día, recuérdalo bien: ese día será el último que tú pases aquí, pues saldrás de este palacio para no volver nunca más.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>No lo olvidaré <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo ella.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-5pV5zHeGVOo/U8-4rrWGH-I/AAAAAAAAck0/JtSZmg7jq5c/s1600/La+ni%C3%B1a+de+la+ira.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-5pV5zHeGVOo/U8-4rrWGH-I/AAAAAAAAck0/JtSZmg7jq5c/s1600/La+ni%C3%B1a+de+la+ira.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Tiempo después la reina, que había salido a tomar el fresco a una de las altas terrazas del palacio, oyó la conversación de dos hombres, a los que no veía, en la calle. Uno de ellos le contaba al otro su última desventura:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Acabo de llegar a esta ciudad -le decía-, donde soy forastero. Venía montado en un potrillo que acababa de comprar. Durante el viaje me encontré con un hombre que también se dirigía hacia aquí, en mula, e hicimos el camino juntos varios días. Durante todo ese tiempo, no dejó de prodigar sus cuidados a mi potrillo y a su mula y logró que se familiarizaran tanto que al fin los dos animales ya no podían separarse. Al llegar ante la puerta de la ciudad, me dijo que estaba muy cansado por el largo viaje que acabábamos de realizar y me pidió que entrase en la ciudad a buscar alojamiento, mientras él se quedaba allí custodiando nuestras monturas. Lo hice y encontré dos casas muy adecuadas, y, además, contiguas.</div>
<div style="text-align: justify;">
»Volvía, muy contento de poder comunicarle a mi compañero la buena noticia, pero, ante mi gran asombro, en el sitio en que lo había dejado no había nadie. Llamé, busqué por todas partes en los alrededores, pero en vano. Se había marchado llevándose los animales consigo.</div>
<div style="text-align: justify;">
»Volví a la ciudad muy disgustado, pues andaba justo de dinero. Planeaba la reventa de mi potrillo para conseguir un poco más, esperando ganar lo suficiente como para quedarme un tiempo. Pasé la noche pensando en diferentes medios de asegurar mi subsistencia. Por la mañana fui a la plaza, donde esperaba informarme. Cuál no sería mi sorpresa al ver al hombre, que deambulaba por allí con su mula y... mi potrillo, que ya tenía en venta.</div>
<div style="text-align: justify;">
»Me acerqué a él y le pregunté por qué, la víspera, no había esperado mi regreso a la puerta de la ciudad. Le rogué al mismo tiempo que me devolviese el potrillo.</div>
<div style="text-align: justify;">
»<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>No sé de qué me habla -me dijo<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. Este potrillo nació de la mula que aquí ve y los dos son míos.</div>
<div style="text-align: justify;">
»Aunque le recordé todos los detalles de nuestra convivencia de los últimos días, siguió sosteniendo que no me conocía y que, de todas maneras, el potrillo que yo reclamaba era hijo de su mula y, por tanto, suyo. Tomaba como testigo al grupo de curiosos que crecía a nuestro alrededor y al que acabó por convencer de que yo era un estafador que pretendía perjudicarlo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Hay que acudir a la justicia -dijo el hombre que escuchaba el relato de la desventura.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Ya lo he hecho.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Y dónde está el potrillo?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>En poder del otro, porque ha ganado el juicio.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Es posible?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Completamente <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el hombre<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. Sin embargo, yo estaba seguro de tener la razón cuando nos presentamos ante el tribunal. Expuse mi demanda y el rey le pidió a mi adversario que presentase su defensa. El otro, que (me di cuenta de ello demasiado tarde) era un trapacero, se mostró muy humilde y sumiso. Dijo que se entregaba enteramente a la justicia del rey, que comprendía muy bien que un forastero que llegaba sin medios y por primera vez a la ciudad usase de todos los recursos posibles para procurárselos, pero que no toleraba ser la víctima de semejantes artimañas.</div>
<div style="text-align: justify;">
»<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Felizmente <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>, vuestra justicia está para defender a los inocentes de los ardides de los estafadores. Jamás he visto a este hombre hasta ahora. La mula y el potrillo, madre e hijo, me pertenecen. Los adquirí honestamente, con mi propio dinero, para venir a vuestra ciudad, donde sabía que podría comerciar libremente, bajo la protección de vuestras justas leyes, reconocidas incluso entre vuestros enemigos.</div>
<div style="text-align: justify;">
»<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Ninguno de los dos tiene testigos? <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el rey.</div>
<div style="text-align: justify;">
»<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>No <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo mi astuto compañero<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>, si Vuestra Majestad permite que haga una sugerencia, tal vez haya un modo de zanjar la cuestión.</div>
<div style="text-align: justify;">
»<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Cuál? <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>preguntó el rey.</div>
<div style="text-align: justify;">
»<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Pido de antemano perdón a Vuestra Majestad, pero permitid que traigan ante vos a los dos animales, uno tras otro. Que luego se suelte al potrillo: si va hacia este hombre, es porque le pertenece, yo he mentido y estoy dispuesto a sufrir el castigo que vuestra justicia juzgue adecuado infligirme. Pero si el potrillo va hacia la mula, considero que la causa está vista y pido que se me haga justicia.</div>
<div style="text-align: justify;">
»Habló así sabiendo que, durante todo el tiempo que había durado nuestro viaje en compañía, había hecho todo lo posible por habituar a los dos animales a estar juntos y volverlos inseparables. Pero el rey no tenía otro medio de decidir. Dio la orden de que llevasen a las dos monturas y lo que tenía que ocurrir ocurrió: en cuanto el potrillo vio a la mula, corrió hacia ella dando brincos y ambos comenzaron a mordisquearse y a lamerse.</div>
<div style="text-align: justify;">
»Los consejeros del rey y el mismo rey se echaron a reír. Asignaron el potrillo al falso santo que, durante toda esta escena, se mantenía modestamente en un rincón, al par que yo enfurecía. Me condenaron además a pagar una importante multa, y con ello se me fue el poco dinero que aún me quedaba y aquí estoy, extranjero, solo y casi sin blanca, en esta ciudad donde, para colmo, no conozco a nadie.</div>
<div style="text-align: justify;">
A medida que el hombre refería las peripecias de su terrible desventura, el corazón de la reina se sublevaba de indignación. Así pues, una vez que él hubo terminado, se acercó al borde de la terraza y le dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>No todo está perdido, forastero.</div>
<div style="text-align: justify;">
Los dos hombres alzaron la cabeza al mismo tiempo para ver de dónde venía la voz, pero no vieron nada.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>No tenéis necesidad de verme <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo la reina<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. Lo esencial es que me oigáis y que prestéis mucha atención a lo que os voy a decir.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Pero ya se ha dictado sentencia <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el extranjero.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Qué importa? Han sorprendido al rey en su buena fe, porque tú no supiste defender tu causa.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿De qué manera podría defenderla otra vez?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Haciendo lo que te voy a decir.</div>
<div style="text-align: justify;">
El forastero no pedía nada mejor que creer en esa voz que bajaba del cielo, puesto que, después del pago de la multa, estaba en las últimas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Me salvarías la vida <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Mañana <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo la reina<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span> te presentarás de nuevo ante el tribunal del rey. Él te preguntará qué otra cosa pretendes y le dirás: «Majestad, he plantado junto al río un bancal de habas. Pero los peces han salido y me lo han comido.» Él te dirá: «Eres un impostor, porque conoces muy bien el dicho...: el día en que los peces salgan del agua será el fin del mundo.» Entonces tú le responderás: «Es cierto, Majestad, pero ¿no se dice también que el día en que las mulas tengan potrillos el mundo será destruido?»</div>
<div style="text-align: justify;">
El forastero estaba rebosante de alegría. Intentó ver a la mujer que así le hablaba, para manifestarle su gratitud, pero ella había desaparecido.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al alba del día siguiente se presentó ante el tribunal y esperó pacientemente que el rey saliese de sus</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-T3DwzVo_3Ro/U8-5IOmDkOI/AAAAAAAAclE/-OuD9i8IUX8/s1600/Sult%C3%A1n.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-T3DwzVo_3Ro/U8-5IOmDkOI/AAAAAAAAclE/-OuD9i8IUX8/s1600/Sult%C3%A1n.jpg" /></a></div>
aposentos para hacer justicia. El monarca, en efecto, no tardó, pero, en cuanto lo hubo visto se dirigió directamente a él, olvidando a los otros demandantes:<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Tú otra vez? <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>le gritó<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. Ya he juzgado ayer tu caso y has sido condenado.</div>
<div style="text-align: justify;">
Luego, volviéndose hacia sus servidores, ordenó:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Que se le den veinte latigazos por atreverse a volver ante el tribunal después de dictada la sentencia.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Majestad <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>exclamó el extranjero<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>: os pido perdón, porque no he venido por el caso de ayer.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Así que es por otro? Pues... debes tener muy mal carácter... ¿Qué te ha pasado ahora?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Majestad, vos me veis en las últimas porque había plantado un bancal de habas junto al río. En el momento preciso de cosecharlas, salieron del agua unos peces y se las comieron todas. Majestad, yo no tenía ninguna otra cosa y vengo a presentar la denuncia ante vuestra justicia.</div>
<div style="text-align: justify;">
El rey se volvió hacia su consejo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Qué opináis de este caso?</div>
<div style="text-align: justify;">
Después de algunas deliberaciones, los consejeros decidieron que había que tender una red en el río para atrapar a los peces ladrones. El rey pronto se dirigió a sus guardias:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Que se detenga a todo el mundo, al demandante y a los consejeros.</div>
<div style="text-align: justify;">
Como los guardias no comprendían y vacilaban en detener a los venerables consejeros del reino, el rey les dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Este hombre pretende que unos peces han salido del río para comerle sus habas; mis consejeros, cuando acudo a ellos, no encuentran nada mejor que recomendarme tender una red para atraparlos. ¿Os habéis olvidado del dicho?</div>
<div style="text-align: justify;">
Los guardias y los consejeros permanecían mudos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿No se dice <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>continuó el rey<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span> que el día en que los peces salgan del agua será el fin del mundo?</div>
<div style="text-align: justify;">
El hombre se precipitó de golpe para abrazar las rodillas del rey e implorar su perdón.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Es cierto, Majestad -dijo- que se dice eso de los peces pero, por favor, Majestad, ¿no se dice también que el día en que las mulas tengan potrillos el mundo será destruido?</div>
<div style="text-align: justify;">
El rey se sobresaltó como si lo despertasen de un mal sueño. Se pasó la mano por la frente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Es cierto, lo había olvidado y te agradezco, forastero, por habérmelo hecho recordar. Pero ¿por qué no me lo recordaste ayer?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Ha sido esta noche cuando me he percatado de ello.</div>
<div style="text-align: justify;">
El rey miró al demandante y dudó de que él hubiese podido imaginar la estratagema que le había permitido restablecer la verdad y ganar su juicio:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Pero <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>, la historia de los peces y de tu campo de habas, ¿la has inventado tú solo?</div>
<div style="text-align: justify;">
El hombre juzgó preferible no ocultar la verdad al rey:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Majestad, una voz del cielo me la inspiró.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Del cielo? <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>gritó el rey<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>. ¿Te das cuenta, forastero, de que estás a punto de blasfemar? ¿Pretendes acaso que el cielo te eligió para comunicarse contigo?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Lejos de mí ese descaro -dijo el hombre-, pero he dicho la verdad. Además, no estaba solo y, si me dais permiso para ir a la ciudad, os traeré al hombre que estaba conmigo cuando nos llegó la voz.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Dónde estabais? <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>preguntó el rey.</div>
<div style="text-align: justify;">
El hombre indicó el lugar y dijo que la voz parecía salir de las terrazas que dominan la plaza. La verdad, que ya suponía, iluminó la mente del rey: sólo su mujer podía inventar un medio tan ingenioso. Hizo devolver al extranjero la montura y también la multa que había pagado y al fin, citando a todos los demandantes para el día siguiente, entró de nuevo en palacio.</div>
<div style="text-align: justify;">
Su mujer lo esperaba allí, impaciente por saber qué solución había dado al caso.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Pues bien <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el rey<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>, he hecho que le devolvieran al forastero el potrillo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Sois un rey justo <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo la reina<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>: habéis dado al caso una solución digna de vuestra equidad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Sí, pero éste no es el fin de la historia <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el rey.</div>
<div style="text-align: justify;">
La reina, que conocía el carácter tiránico y vengativo de su marido, sintió al principio una viva inquietud. Luego creyó comprender lo que su marido quería decir.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Al hombre de la mula <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo ella<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>, podéis perdonadlo: tal vez se sintió apremiado por la necesidad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>No es él quien me preocupa <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el rey. La ansiedad de la reina se hizo mayor: </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Y quién entonces?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Vos misma!</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Yo?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Me parece que tenéis muy poca memoria. </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>No veo en qué <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo la reina. </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Habéis olvidado...?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Qué? <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>preguntó la reina.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>La primera noche en que entrasteis en este palacio.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¡Nunca! -dijo la reina-. La veo aún como si fuese ayer.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>En ese caso <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el rey<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>, tal vez recordéis la advertencia que os hice esa noche.</div>
<div style="text-align: justify;">
Un frío glacial recorrió el corazón de la reina: su esposo, pues, había descubierto la verdad. Era inútil esforzarse en ocultarla.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Recordad <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el rey<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span> lo que os dije: la primera vez que vuestra palabra se imponga sobre la mía... Ese día ha llegado. Así pues, actuad de manera que mañana, cuando me levante, no os vea en ninguna parte del palacio. Id a donde queráis. Llevaos lo más precioso que tengáis. Guardadlo en los baúles y partid.</div>
<div style="text-align: justify;">
La reina estaba desesperada. Intentó aplacar la cólera del rey pero... ¡en vano!</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Majestad <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo al fin<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>, ya que me toca la desgracia de haberos disgustado, ¿puedo pediros que me acordéis un último favor?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Siempre que no sea el de quedaros <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el rey.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>No, Majestad, pero concededme la gracia de venir a cenar a mis aposentos, a solas conmigo, esta noche, por última vez.</div>
<div style="text-align: justify;">
El rey accedió y la reina se afanó con sus criadas para preparar la última cena que haría en palacio con él.</div>
<div style="text-align: justify;">
Llegada la noche, se instalaron. Los platos comenzaron a desfilar frente a ellos, cada uno más rico y más refinado que el siguiente. Las bebidas eran numerosas y frescas; el servicio lo hacían únicamente las criadas de la reina en sus aposentos privados.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al cabo de un tiempo, el rey sintió su cabeza pesada; apenas podía mantener los ojos abiertos. La reina, las criadas, los manjares sobre la mesa, todo le parecía flotar en una bruma cada vez más densa. El menor movimiento le pesaba y pronto cayó sobre la mesa, adormecido.</div>
<div style="text-align: justify;">
Las criadas no mostraron ningún asombro, porque la reina había hecho partícipe a todas de su secreto y ellas mismas habían echado el poderoso narcótico en las bebidas que debían servírsele al rey.</div>
<div style="text-align: justify;">
La reina hizo que encerrasen en seguida a su esposo en un cofre, que había preparado a tal efecto, cuya llave guardó con mucho cuidado. Hizo poner sus otros objetos en unos grandes baúles, que fueron cargados a lomo de caballos y de mulos, y la caravana salió al alba, por la gran puerta del palacio, hacia la casa que la reina había hecho comprar en la ciudad. Al llegar allí, los servidores descargaron todo el mobiliario y la reina hizo transportar el precioso cofre a su alcoba.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cogió la llave, abrió y levantó la tapa. El rey, al sentir el aire de fuera, comenzó a moverse: luego, poco a poco, logró abrir a duras penas los ojos, que se volvían a cerrar casi al instante. Sin embargo, el efecto del narcótico llegaba a su fin y pronto el rey pudo reaccionar dentro del cofre, estirar sus miembros entumecidos y abrir por completo los ojos. Miró a su alrededor:</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>¿Dónde estoy? <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>En mi casa <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo la reina yendo hacia él y ayudándolo a salir del cofre.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Éstos no son vuestros aposentos <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo él. </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>No <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo la reina<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>, porque vos me echasteis de vuestro palacio.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Pero ¿por qué estoy con vos? <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>se inquietó el rey.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Majestad <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo la reina<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>, ¿os sentís en condiciones de recordar lo que me dijisteis ayer?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Naturalmente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>En ese caso, recordad. Me ordenasteis que abandonase el palacio, pero me permitisteis llevarme al salir lo que tuviese de más preciado, ¿no es cierto?</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>En efecto <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo el rey.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-Owp5yJjGy5A/U8-4579gElI/AAAAAAAAck8/9P67Qyh4h84/s1600/Hombre+y+mujer+abrazados.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-Owp5yJjGy5A/U8-4579gElI/AAAAAAAAck8/9P67Qyh4h84/s1600/Hombre+y+mujer+abrazados.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Pues lo que yo tenía en el palacio de más preciado erais vos.</div>
<div style="text-align: justify;">
El rey no pudo dejar de pensar que una vez más su mujer había demostrado una inteligencia poco común. Al mismo tiempo se sintió muy conmovido por esta prueba de amor que ella así le daba.</div>
<div style="text-align: justify;">
Dio la orden de volver a cargar sobre los animales el mobiliario y los objetos preciosos que la reina había traído y de llevarlo todo de nuevo a palacio.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>Majestad <span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>dijo la reina<span style="background-color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 20.790000915527344px;">—</span>, si me lo permitís, vamos a guardar todo en esta casa, porque todo lo que he traído era para vuestro servicio. Así, cuando estéis cansado de las pesadas cargas del reino, podréis venir aquí para olvidarlas y, si lo deseáis, mucho placer me dará acompañaros.</div>
<div style="text-align: justify;">
El rey y la reina, seguidos por un largo cortejo de servidores y de animales sin carga, volvieron a palacio. Desde ese momento pasaron días felices, hasta que fue voluntad de Dios poner fin a sus vidas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
Anónimo. Cuento bereber</div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-89452630609537122312014-05-28T08:42:00.000+01:002014-05-28T08:44:08.114+01:00La inmolación por la belleza<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-iQQGLpeDJHI/U4WS5IgS68I/AAAAAAAAa_Q/vOHhe9fSdKo/s1600/Erizo+triste.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-iQQGLpeDJHI/U4WS5IgS68I/AAAAAAAAa_Q/vOHhe9fSdKo/s1600/Erizo+triste.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
El erizo era feo y lo sabía. Por eso vivía en sitios apartados, en matorrales sombríos, sin hablar con nadie, siempre solitario y taciturno, siempre triste, él, que en realidad tenía un carácter alegre y gustaba de la compañía de los demás. Sólo se atrevía a salir a altas horas de la noche y, si entonces oía pasos, rápidamente erizaba sus púas y se convertía en una bola para ocultar su rubor.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Una vez alguien encontró una esfera híspida, ese tremendo alfiletero. En lugar de rociarlo con agua o arrojarle humo -como aconsejan los libros de zoología-, tomó una sarta de perlas, un racimo de uvas de cristal, piedras preciosas, o quizá falsas, cascabeles, dos o tres lentejuelas, varias luciérnagas, un dije de oro, flores de nácar y de terciopelo, mariposas artificiales, un coral, una pluma y un botón, y los fue enhebrando en cada una de las agujas del erizo, hasta transformar a aquella criatura desagradable en un animal fabuloso.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Todos acudieron a contemplarlo. Según quién lo mirase, semejaba la corona de un emperador bizantino, un fragmento de la cola del Pájaro Roc o, si las luciérnagas se encendían, el fanal de una góndola empavesada para la fiesta del Bucentauro, o, si lo miraba algún envidioso, un bufón.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
El erizo escuchaba las voces, las exclamaciones, los aplausos, y lloraba de felicidad. Pero no se atrevía a moverse por temor de que se le desprendiera aquel ropaje mil y un anochesco. Así permaneció durante todo el verano. Cuando llegaron los primeros fríos, había muerto de hambre y de sed. Pero seguía hermoso.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
Marco Denevi</div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-26048093541827303272014-05-21T14:30:00.004+01:002014-05-28T08:48:45.543+01:00El hilo rojo del destino<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri; font-size: 11.0pt;">Un anciano que vive en la luna, sale cada noche y busca entre
las almas aquellas que están predestinadas a unirse en la tierra, y cuando las
encuentra las ata con un hilo rojo para que no se pierdan.<span style="color: orange;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-Yhzkf4SA5Zc/U3yo30QXFeI/AAAAAAAAaqI/vqDs8c6Bgw4/s1600/Hilo+rojo1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="color: orange;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-Yhzkf4SA5Zc/U3yo30QXFeI/AAAAAAAAaqI/vqDs8c6Bgw4/s1600/Hilo+rojo1.jpg" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri; font-size: 11pt;">Hace mucho tiempo, un emperador se enteró que en una de las
provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa que tenía la capacidad de
poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Calibri; font-size: 11pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri; font-size: 11pt;">Cuando
la bruja llegó, el emperador le ordeno que buscara el otro extremo del hilo que
llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-lr6m0hl91LE/U3yp-9xz0oI/AAAAAAAAaqQ/jINDoogZTRg/s1600/La+ni%C3%B1a+de+la+ira.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><span style="color: black;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-lr6m0hl91LE/U3yp-9xz0oI/AAAAAAAAaqQ/jINDoogZTRg/s1600/La+ni%C3%B1a+de+la+ira.jpg" height="200" width="144" /></span></a><span style="font-family: Calibri; font-size: 11.0pt;"></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Calibri; font-size: 11.0pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11pt;">La bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir
el hilo. Esta búsqueda los llevo hasta un mercado en donde una pobre campesina
con un bebé en los brazos ofrecía sus productos. Al llegar hasta donde estaba
esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie e hizo que
el </span><span style="font-size: 11pt;">joven emperador se acercara y le dijo:</span></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Calibri; font-size: 11.0pt;">– “Aquí termina tu hilo”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Calibri; font-size: 11.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri; font-size: 11.0pt;">El emperador al escuchar esto enfureció creyendo que era una
burla de la bruja, empujó a la campesina que aún llevaba a su bebé en los
brazos y la hizo caer haciendo que el bebé se hiciera una gran herida en la
frente. Ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la
cabeza.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Calibri; font-size: 11pt; text-align: justify;"><br /></span>
<span style="font-family: Calibri; font-size: 11pt; text-align: justify;">Muchos años después, llego el momento en que este emperador
debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija
de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda y el momento de
ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con un
hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Calibri; font-size: 11.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-QtQt8x-DYiI/U3yqXxzun2I/AAAAAAAAaqY/iZsB85g1lFw/s1600/Hilo+rojo3.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><span style="color: black;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-QtQt8x-DYiI/U3yqXxzun2I/AAAAAAAAaqY/iZsB85g1lFw/s1600/Hilo+rojo3.jpg" height="115" width="200" /></span></a><span style="font-family: Calibri; font-size: 11.0pt;">Al levantarle el velo vio por primera vez que este hermoso
rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente, “una cicatriz que él mismo
había provocado al no ver al destino que había pasado frente a él”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri; font-size: 11pt;">Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están
destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo
rojo se puede estirar, contraer o enredar, pero nunca romper.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri; font-size: 11.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span style="font-family: Calibri; font-size: 11.0pt;">Leyenda japonesa. Enviado por Mariela Guido</span></div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-46530514986328554452014-05-07T07:19:00.002+01:002014-05-07T07:19:43.935+01:00El drama del desencantado<div style="text-align: justify;">
...el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida.</div>
<br />
<div style="text-align: right;">
Gabriel García Márquez</div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-60650838663459613742013-07-05T08:35:00.000+01:002013-07-05T08:35:13.229+01:00No me fastidies, ¡abrazadme!<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-qbNA502SBMI/UCuaf6-g8uI/AAAAAAAAIFw/gqsjqp6cmWw/s1600/Abrazo+de+monigotes.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-qbNA502SBMI/UCuaf6-g8uI/AAAAAAAAIFw/gqsjqp6cmWw/s1600/Abrazo+de+monigotes.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Lee Shapiro es un juez retirado y también una de las personas más auténticamente amables y cariñosas que conocemos. En un momento de su carrera, Lee se dio cuenta de que el amor es el poder más grande que hay. Como resultado de ese descubrimiento se convirtió a la religión del abrazo: empezó a dar abrazos a todo el mundo. Sus colegas comenzaron a llamarlo «el juez de los abrazos». En el parachoques de su automóvil se lee: «No me fastidiéis, ¡abrazadme!».</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hace ya algunos años, Lee inventó lo que él llama su «Equipo de abrazar». Por fuera dice: «Un corazón por un abrazo» y contiene treinta corazoncitos rojos bordados con un adhesivo al dorso. Lee saca su «Equipo de abrazar», se acerca a la gente y le ofrece un corazoncito rojo a cambio de un abrazo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Gracias a esta práctica ha llegado a ser tan conocido que con frecuencia lo invitan a conferencias y convenciones donde puede compartir su mensaje de amor incondicional. En una conferencia que se realizó en San Francisco, los medios de comunicación locales le plantearon el siguiente reto: «Es fácil dar abrazos en esta conferencia dirigida a personas que han venido aquí porque han querido, pero eso sería imposible en el mundo real». Y lo desafiaron a que empezara a dar abrazos por las calles de San Francisco, seguido por un equipo de televisión de la emisora local. Lee salió a la calle y abordó a una mujer que pasaba.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-0lHAPC7gHEw/UCuaau8FBKI/AAAAAAAAIFo/9Zs6Q4EwnVc/s1600/Free+hugs.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-0lHAPC7gHEw/UCuaau8FBKI/AAAAAAAAIFo/9Zs6Q4EwnVc/s1600/Free+hugs.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
- Hola, soy Lee Shapiro, el juez de los abrazos, y doy un corazón de estos a cambio de un abrazo —explicó.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Cómo no —fue la respuesta.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Demasiado fácil —objetó el comentarista local. Lee miró a su alrededor y vio a una muchacha encargada de un parquímetro que lo estaba pasando mal a causa del propietario de un automóvil a quien estaba multando. Lee se encaminó hacia ella, con el cámara a su lado y le dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Me parece que a ti te vendría bien un abrazo. Soy el juez de los abrazos y me ofrezco a darte uno.<br />
Ella aceptó.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Mire, ahí viene un autobús —lo desafió el comentarista de televisión—. Los conductores de autobús de San Francisco son la gente más dura, descortés y mezquina que hay en la ciudad. Vamos a ver si consigue usted que lo abracen.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lee aceptó el reto. Cuando el autobús llegó a la parada, dijo al conductor:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Hola, soy Lee Shapiro, el juez de los abrazos. El suyo debe de ser uno de los trabajos más agotadores del mundo. Hoy ando ofreciendo abrazos a la gente para aliviarles un poco la carga. ¿Le apetece uno?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El hombrón de un metro ochenta y cuatro y más de noventa kilos de peso se levantó del asiento, bajó y le dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Por qué no?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lee lo abrazó, le dio un corazón y lo saludó con la mano mientras el autobús volvía a arrancar. Los del equipo de televisión estaban mudos. Finalmente, el presentador dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Tengo que admitir que estoy muy impresionado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-DSQcmvPaxg0/UCubEdgOrvI/AAAAAAAAIF4/0qSTjvGI1XI/s1600/D%C3%ADa+de+los+abrazos+gratis.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-DSQcmvPaxg0/UCubEdgOrvI/AAAAAAAAIF4/0qSTjvGI1XI/s1600/D%C3%ADa+de+los+abrazos+gratis.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Un día, Nancy Johnston, una amiga de Lee, llamó a su puerta. Nancy es payaso de profesión e iba vestida con su disfraz de trabajo, maquillada y con nariz postiza.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Lee, coge un montón de tus «Equipos de abrazar» y vamos al hogar de incapacitados. Tan pronto como llegaron, comenzaron a repartir globos, sombreros de carnaval, corazones y abrazos entre los pacientes. Lee se sentía incómodo: nunca había abrazado a nadie que tuviera una enfermedad terminal, que padeciera graves disfunciones físicas o mentales. Decididamente, aquello era excesivo para dos personas. Pero pasado un rato las cosas se volvieron más fáciles, ya que se fue formando un cortejo de médicos, enfermeras y ayudantes que los seguían de un pabellón a otro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pasadas varias horas, llegaron al último pabellón donde se alojaban los treinta y cuatro casos más graves que Lee había visto en su vida. La sensación fue tan horrible que lo descorazonó; pero, dado su compromiso de compartir su amor para conseguir un cambio, Nancy y Lee empezaron a abrirse paso por la habitación, seguidos por el séquito de médicos y enfermeras, que por aquel entonces ya llevaban corazones colgados al cuello y lucían sombreros de carnaval.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Finalmente, Lee llegó a la última persona, Leonard, que llevaba un gran babero blanco sobre el cual babeaba incesantemente. Lee miró a Leonard, que no dejaba de babear, y después se volvió a Nancy diciéndole:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Vayámonos, Nancy, a una persona así es imposible llegar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Vamos, Lee —respondió ella—. Es un ser humano como nosotros, ¿o no? Y le puso un sombrero de mil colores en la cabeza. Lee sacó uno de sus corazoncitos rojos y lo pegó en el babero de Leonard. Después, tras hacer una inspiración profunda, se inclinó para abrazarlo. Súbitamente, Leonard empezó a emitir un chillido. Otros pacientes empezaron a golpear cacharros. Lee se volvió hacia el personal de la sala, en busca de alguna explicación, y se encontró con que todos los presentes, médicos, enfermeras y auxiliares, estaban llorando.</div>
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-q11Tu_QznhY/UCuZwFflTnI/AAAAAAAAIFg/5FhYLFML1uA/s1600/Vale+de+abrazos+gratis.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-q11Tu_QznhY/UCuZwFflTnI/AAAAAAAAIFg/5FhYLFML1uA/s1600/Vale+de+abrazos+gratis.jpg" /></a><br />
- ¿Qué es lo que pasa? —preguntó a la jefa de enfermeras.<br />
<br />
Lee jamás olvidará su respuesta:<br />
<br />
- En veintitrés años, es la primera vez que hemos visto sonreír a Leonard.<br />
<br />
Así de sencillo es cambiar en algo la vida de la gente.<br />
<br />
<br />
<div align="right">
Jack Canfield y Mark V. Hansen</div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-86842887860825384522013-06-26T08:14:00.000+01:002013-06-26T08:16:21.180+01:00¿Avisarías a los personajes de tu sueño?<div style="text-align: justify;">
El discípulo se reunión con su mentor espiritual para indagar algunos aspectos de la Liberación y de aquellos que la alcanzan. Departieron durante horas. Por último, el discípulo le preguntó al maestro:<br />
<br />
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-EAcQ4BdWMQc/UcqUnxSUa4I/AAAAAAAANL0/IRndCg0d23I/s1600/Sue%C3%B1os.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; display: inline !important; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-EAcQ4BdWMQc/UcqUnxSUa4I/AAAAAAAANL0/IRndCg0d23I/s1600/Sue%C3%B1os.jpg" /></a>—¿Cómo es posible que un ser humano liberado pueda permanecer tan sereno a pesar de las terribles tragedias que padece la humanidad?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
El mentor tomó entre las suyas las manos del perplejo discípulo y le explicó:<br />
<br />
—Tú estás durmiendo. Supóntelo. Sueñas que vas en un barco con otros muchos pasajeros. De repente, el barco encalla y comienza a hundirse. Angustiado, te despiertas. Y la pregunta que yo te hago es: ¿acaso te duermes rápidamente de nuevo para avisar a los personajes de tu sueño?<br />
<br />
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="background-color: white; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 16px; line-height: 22px; text-align: start;">Cuento hindú.</span></div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-44867951187342657032013-06-19T09:28:00.001+01:002013-06-19T09:28:10.875+01:00La fuente de la juventud<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-6iYQptuaHMw/UcFppTxl42I/AAAAAAAANLE/QPeXYsskqJA/s1600/Viejos+japoneses.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-6iYQptuaHMw/UcFppTxl42I/AAAAAAAANLE/QPeXYsskqJA/s1600/Viejos+japoneses.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Había una vez un viejo carbonero que vivía con su esposa, que era también viejísima. El viejo se llamaba Yoshiba y su esposa se llamaba Fumi. Los dos vivían en la isla sagrada de Mija Jivora, donde nadie tiene derecho a morir. Cuando una persona se enferma lo mandan a la isla vecina, y si por casualidad muere alguien sin síntomas, envían el cadáver a toda prisa a la otra ribera.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La isla, la más pequeña del Japón, es también la más hermosa. Está cubierta de pinos y sauces, y en el centro se alza un hermoso y solemne templo, cuya puerta parece que se adentra en el mar. El mar es más azul y transparente de lo que se puede imaginar, mientras que el aire es nítido y diáfano.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los dos ancianos eran admirados por el resto de la aldea, que los admiraba por dos virtudes: su resignación y persistencia a la hora de aceptar y superar los avatares de la vida, y el amor mutuo que se habían profesado durante más de cincuenta años. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-hJxBHXFxdLQ/UcFp-U5H2gI/AAAAAAAANLM/tDJcO80D0XA/s1600/Templo+japon%C3%A9s+sobre+isla.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-hJxBHXFxdLQ/UcFp-U5H2gI/AAAAAAAANLM/tDJcO80D0XA/s1600/Templo+japon%C3%A9s+sobre+isla.jpg" /></a>El suyo, como tantos otros en Japón, había sido un matrimonio concertado por sus padres. Fumi no había visto nunca a Yoshiba antes de la boda, y este solo la había entrevisto un par de veces a través de las cortinas, y se había quedado admirado por su rostro ovalado, la gentileza de su figura y la dulzura de su mirada. Desde el día del casamiento, la admiración y adoración fue mutua. Ambos disfrutaron de la alegría de su enlace que se multiplicó con creces con tres hermosos y fuertes hijos, pero ambos también se vieron sacudidos por la tristeza de perder a sus tres hijos, una noche de tormenta en el mar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Aunque disimulaban ante sus vecinos, cuando estaban solos lloraban abrazados y secaban sus lágrimas en las mangas de sus kimonos. En el lugar central de la casa, construyeron un altar en memoria de sus hijos y cada noche llevaban ofrendas y rezaban ante él. Pero últimamente una nueva preocupación había devuelto la congoja a sus corazones. Ambos eran mayores y sabían que ya no les quedaba mucho tiempo. Pero Yoshiba se había convertido en las manos de su esposa y Fumi en sus ojos y sus pies, y no sabían cómo podrían superar la muerte de alguno de ellos. ¡Oh, si tuviésemos una larga vida por delante! </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Una tarde, Yoshiba sintió la necesidad de volver a ver el lugar donde había trabajado durante más de cincuenta años. Pero al llegar al claro del bosque, y observar los árboles, tan conocidos, se dio cuenta que había algo nuevo. Tanto años trabajando allí, y nunca se había fijado en que debajo del mayor árbol había un manantial de agua clara y cristalina, que al caer parecía cantar, y su crujido, como el de hojas de papel arrugadas, se mezclaba con el murmullo de la hojas al ser movidas por el susurro de la brisa al atardecer. Yoshiba sintió una terrible sed y se acercó a la fuente. Cogió un poco de agua y bebió. Al rozar sus labios, sintió la necesidad de beber más, pero al ir a cogerla observó su reflejo en el agua y vio que habían desaparecido las arrugas de su rostro, su pelo era otra vez una hermosa y negra cabellera, y su cuerpo parecía más vigoroso y fortalecido. Aquel agua tenía un poder misterioso que lo había hecho rejuvenecer.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Entonces sintió la necesidad de ir corriendo a decírselo a su esposa. Cuando Fumi lo vio llegar no reconoció a aquel mozo que de pronto se acercaba a la casa, pero al estar junto a él observó sus ojos y lo reconoció. Cayó desmayada al recordar sus años de juventud, pero Yoshiba la levantó y le contó lo que había ocurrido en el bosque. Decidió que fuese por la mañana, porque ya era de noche y no deseaba que se perdiera. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-CV5UH3X6zUI/UcFrY-WTLdI/AAAAAAAANLc/6vAqYbOLLNI/s1600/Beb%C3%A9+japon%C3%A9s.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-CV5UH3X6zUI/UcFrY-WTLdI/AAAAAAAANLc/6vAqYbOLLNI/s1600/Beb%C3%A9+japon%C3%A9s.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
A la mañana siguiente Fumi se fue al bosque. Yoshiba calculó dos horas, porque aunque a la ida tardaría más por su edad y la falta de fuerza, a la vuelta llegaría enseguida porque habría recuperado su juventud. Pero pasaron dos horas, y tres, y cuatro, y hasta cinco, por lo que Yoshiba empezó a preocuparse y decidió ir él mismo al bosque a buscar a su esposa. Cuando llegó al claro, vio la fuente, pero no encontró a nadie. Entre el murmullo de las hojas y el crujido del agua oyó un leve sonido, como el que hace cualquier cría de animal cuando está solo. Se acercó a unas zarzas, las apartó, y encontró una pequeña criatura que le tendía los brazos. Al cogerla, reconoció la mirada. Era Fumi, que en su ansia de juventud había bebido demasiada agua, llegando así hasta su primera infancia. Yoshiba la ató a su espalda y se dirigió hacia casa. A partir de entonces, tendría que ser el padre de la que había sido la compañera de su vida.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
Cuento japonés</div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-53605563564164873862013-06-05T09:42:00.000+01:002013-06-05T09:42:08.736+01:00El ciervo escondido<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-KO0s7ioKnnc/Ua75jjCuWUI/AAAAAAAAM4c/lgRQXK70lWc/s1600/Ciervo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-KO0s7ioKnnc/Ua75jjCuWUI/AAAAAAAAM4c/lgRQXK70lWc/s1600/Ciervo.jpg" /></a></div>
Un leñador de Cheng se encontró en el campo un ciervo asustado y lo mató. Para evitar que otros lo descubrieran, lo enterró en el bosque y lo tapó con hojas y ramas. Poco después olvidó el sitio donde lo había ocultado y creyó que todo había ocurrido en un sueño. Lo contó, como si fuera un sueño, a toda la gente. Entre los oyentes hubo uno que fue a buscar el ciervo escondido y lo encontró. Lo llevó a su caso y dijo a su mujer:<br />
<br />
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt;">—Un leñador soñó que había matado un ciervo y olvidó dónde lo había escondido y ahora yo lo he encontrado. Ese hombre sí que es un soñador.</span><br />
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span>
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt;">—Tú habrás soñado que vista un leñador que había matado un ciervo. ¿Realmente crees que hubo un leñador? Pero como aquí está el ciervo, tu sueño debe ser verdadero </span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt;">—dijo la mujer.</span><br />
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span>
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt;">—Aun suponiendo que encontré el ciervo por un sueño </span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt;">—contestó el marido</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt;">—, ¿a qué preocuparse averiguando cuál de los dos soñó?</span><br />
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span>
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-_mbl-DKkBUM/Ua75ps7XwnI/AAAAAAAAM4k/QKZHddVrMKA/s1600/Hombre+so%C3%B1ando.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-_mbl-DKkBUM/Ua75ps7XwnI/AAAAAAAAM4k/QKZHddVrMKA/s1600/Hombre+so%C3%B1ando.jpg" /></a><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt;">Aquella noche el leñador volvió a su casa, pensando todavía en el ciervo, y realmente soñó, y en el sueño soñó el lugar donde había ocultado el ciervo y también soñó quién lo había encontrado. Al alba fue a casa del otro y encontró el ciervo. Ambos discutieron y fueron ante un juez, para que resolviera el asunto. El juez le dijo al leñador:</span><br />
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span>
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: small;">—Realmente mataste un ciervo y </span><span style="font-family: Calibri, sans-serif;">creíste</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: small;"> que era un sueño. Después soñaste realmente y creíste que era verdad. El otro encontró el ciervo y ahora te lo disputa, pero su mujer piensa que soñó que había encontrado un ciervo que otro había matado. Luego, nadie mató al ciervo. Pero como aquí está el ciervo, lo mejor es que se lo repartan.</span><br />
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span>
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt;">El caso llegó a oídos del rey de Cheng y el rey de Cheng dijo:</span><br />
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span>
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt;">—¿Y ese juez no estará soñando que reparte un ciervo?</span><br />
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt;">Cuento anónimo chino</span></div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-89828174918010154222013-05-31T16:58:00.000+01:002013-05-31T16:58:00.666+01:00Las bolsas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-7G2lw5jN0RI/UZZTQSgv5AI/AAAAAAAAL8w/e_-sTBzNDI4/s1600/Caminante.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-7G2lw5jN0RI/UZZTQSgv5AI/AAAAAAAAL8w/e_-sTBzNDI4/s1600/Caminante.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Había un hombre que tenía una bolsa delante y otra detrás. Un grupo de gente que le observaba su andar, al acercarse a ellos le preguntaron:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Qué tienes ahí delante?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Aquí, en esta bolsa, tengo las cosas malas que me han pasado, para recordarlas y analizarlas -respondió.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Asombrados, por la respuesta, preguntaron por la otra bolsa, la que tenía detrás, a lo que el hombre contestó:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- En esta otra bolsa -la de atrás-, tengo las cosas buenas que me han pasado y que, cada tanto, miro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El hombre siguió su camino y el grupo de gente se quedó en corrillo. Al rato otro hombre que también pasó por allí con dos bolsas le preguntaron:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Qué tienes en esa bolsa de ahí delante?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- En la bolsa de delante tengo las cosas buenas que me han pasado para recordarlas en todo momento y ser agradecido por ello -respondió.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Y en la bolsa de atrás? -preguntaron todos al unísono.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- En la bolsa de atrás, las cosas malas que me tocan cargar -les dijo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-S7_7SmvPW5k/UZZTfxfwbAI/AAAAAAAAL84/RsyYieV6w2I/s1600/Bolsa+de+cuero.bmp" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-S7_7SmvPW5k/UZZTfxfwbAI/AAAAAAAAL84/RsyYieV6w2I/s1600/Bolsa+de+cuero.bmp" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Un tercer hombre que llevaba el mismo camino que los dos anteriores, fue consultado de igual manera:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Qué llevas en esas bolsas, en la que llevas delante y la de atrás?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El tercer hombre respondió casi igual que el segundo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- En la bolsa de delante tengo todas las cosas buenas que me han sucedido, mientras que en la de atrás llevo las cosas malas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Pero si la de atrás está vacía -dijo una de las personas que era muy observadora, y entonces preguntó- ¿Cual es el motivo?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y el tercer hombre resondió:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Es que rompí la bolsa de atrás y cuando tiro algo malo dentro, se cae.</div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-9658659966290160472013-05-28T15:45:00.000+01:002013-05-28T15:50:34.004+01:00Las 7 máscaras<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-IVTfZOphVGs/UZZCaXaxX7I/AAAAAAAAL8g/68pDEBLgAvE/s1600/Creador+de+m%C3%A1scaras.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-IVTfZOphVGs/UZZCaXaxX7I/AAAAAAAAL8g/68pDEBLgAvE/s1600/Creador+de+m%C3%A1scaras.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Había una vez un hombre que había hecho siete máscaras y las usaba permanentemente. Un día entraron ladrones a su casa y las robaron. El hombre, desesperado, comenzó a seguir a los ladrones gritando:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Ladrones, ladrones, ladrones, devolvedme mis máscaras, no os las llevéis!</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los ladrones corrían y corrían, y el hombre los seguía por toda la ciudad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En un determinado momento, los delincuentes empezaron a trepar por un edificio y el hombre levantó su rostro para verlos. Por primera vez los rayos del sol dieron en su cara y, entonces, por primera vez, sintió el calor del sol.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En ese momento, ese hombre que hasta hacía unos instantes lloraba por sus máscaras, comenzó a gritar:</div>
<br />
-¡Ladrones, benditos ladrones que me han robado mis máscaras!<br />
<br />
<div style="text-align: right;">
Jalil Gibran</div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-21695661851943230122013-05-24T13:50:00.000+01:002013-05-24T13:50:00.950+01:00Cangrejos argentinos vs Cangrejos japoneses<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-7Cb_V9et3oI/UZYoiouUB7I/AAAAAAAAL8Q/RX4Dn1L5B2M/s1600/Cangrejos.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-7Cb_V9et3oI/UZYoiouUB7I/AAAAAAAAL8Q/RX4Dn1L5B2M/s1600/Cangrejos.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Había un hombre vendiendo cangrejos en la playa. Tenía dos cubos llenos de animales vivos: uno estaba cubierto con una malla y el otro, tapado. Una mujer que paseaba por la orilla, al ver la estampa le preguntó:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Por qué ha tapado un cubo y el otro no?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Entonces el vendedor respondió:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Porque vendo dos tipos de cangrejos: japoneses y argentinos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Y qué diferencia hay?, ¿es que a unos no les puede dar el sol? -volvió a preguntar la mujer.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Verá, es que el cangrejo japonés siempre trata de salir del cubo; cuando no lo consigue, los demás hacen una cadena, se apoyan unos a otros y así todos logran salir, por eso he tenido que ponerle una tapa.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Y los cangrejos argentinos no tratan de escaparse? -musitó la mujer.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Los cangrejos argentinos también podrían escaparse, pero cuando uno intenta saltar, los de más abajo lo agarran y así ninguno escapa -le explicó el hombre. </div>
<br />
<br />Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-6429272727202465562013-05-21T13:19:00.000+01:002013-05-21T13:19:00.489+01:00La avaricia del envidioso<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-fHVXBI_TBaU/UZYf-DCxI1I/AAAAAAAAL74/k8550EVAJhM/s1600/Avaro.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-fHVXBI_TBaU/UZYf-DCxI1I/AAAAAAAAL74/k8550EVAJhM/s1600/Avaro.jpg" /></a></div>
Había un rey que quería saber qué era peor, si ser tacaño o ser envidioso; entonces tomó a dos personas y les dijo:<br />
<br />
- A uno le daré todo lo que me pida, pero al otro le daré el doble.<br />
<br />
Entonces el envidioso dijo:<br />
<br />
- A ver si lo he entendido bien, rey, ¿todo lo que te pida me lo darás pero al otro le darás el doble?<br />
<br />
- Sí -dijo el rey.<br />
<br />
Entonces le dijo el envidioso al avaro:<br />
<br />
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-KNcq_RzQNAw/UZYgDTmeZZI/AAAAAAAAL8A/lIue-vAwzt0/s1600/Envidioso+2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-KNcq_RzQNAw/UZYgDTmeZZI/AAAAAAAAL8A/lIue-vAwzt0/s1600/Envidioso+2.jpg" /></a>- Pida usted primero.<br />
<br />
- Faltaría más -dijo el avaro-, primero los caballeros.<br />
<br />
Que sí, que no. Así estuvieron un rato intentando cada ceder su turno en el pedir, y así obtener el doble que el otro. El rey empezaba a impacientarse ante tal situación; entonces el envidio dijo:<br />
<br />
- De acuerdo, yo pido primero; ¡que me saquen un ojo!<br />
<br />
Y en contraste con la cara de horror del avaricioso, una siniestra sonrisa se dibujaba en la del envidioso.Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-82614285861501083302013-05-17T13:04:00.003+01:002013-05-17T13:04:54.573+01:00Envidia<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-sglo_1D9pbU/UZYZl68vpGI/AAAAAAAAL7o/z_lS2HWLR0w/s1600/Serpiente+y+luci%C3%A9rnaga.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-sglo_1D9pbU/UZYZl68vpGI/AAAAAAAAL7o/z_lS2HWLR0w/s1600/Serpiente+y+luci%C3%A9rnaga.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Una serpiente estaba persiguiendo a una luciérnaga. Cuando estaba a punto de comérsela, ésta le dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Puedo hacer una pregunta?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La serpiente respondió:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- En realidad nunca contesto preguntas de mis víctimas, pero por ser tú te lo voy a permitir.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Entonces la luciérnaga preguntó:</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Yo te he hecho algo?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- No -respondió la serpiente.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? -preguntó nuevamente la luciérnaga.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- No -volvió a responder la serpiente.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Entonces, ¿por qué me quieres comer? -inquirió el insecto.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Porque no soporto verte brillar -respondió la serpiente.</div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-45857972928805114062013-05-15T09:37:00.002+01:002013-05-15T09:37:19.841+01:00Cuento policial<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-Xbe0F9xDuak/UZNJFdAKWTI/AAAAAAAAL7Y/R3KJN39Tip0/s1600/Mujer+bella.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-Xbe0F9xDuak/UZNJFdAKWTI/AAAAAAAAL7Y/R3KJN39Tip0/s1600/Mujer+bella.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Rumbo a la tienda donde trabajaba como vendedor, un joven pasaba todos los días por delante de una casa en cuyo balcón una mujer bellísima leía un libro. La mujer jamás le dedicó una mirada. Cierta vez el joven oyó en la tienda a dos clientes que hablaban de aquella mujer. Decían que vivía sola, que era muy rica y que guardaba grandes sumas de dinero en su casa, aparte de las joyas y de la platería. Una noche el joven, armado de ganzúa y de una linterna sorda, se introdujo sigilosamente en la casa de la mujer. La mujer despertó, empezó a gritar y el joven se vio en la penosa necesidad de matarla. Huyó sin haber podido robar ni un alfiler, pero con el consuelo de que la policía no descubriría al autor del crimen. A la mañana siguiente, al entrar en la tienda, la policía lo detuvo. Azorado por la increíble sagacidad policial, confesó todo. Después se enteraría de que la mujer llevaba un diario íntimo en el que había escrito que el joven vendedor de la tienda de la esquina, buen mozo y de ojos verdes, era su amante y que esa noche la visitaría.</div>
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<br /></div>
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Marco Denevi</div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-866711670469355362.post-3046437594627484052013-04-24T08:16:00.003+01:002013-04-24T08:16:50.761+01:00Un artista del trapecio<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-DJt8Gs5sbE4/UXeF3RpJFfI/AAAAAAAAK4M/bIwrknqR9yI/s1600/Trapecista.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-DJt8Gs5sbE4/UXeF3RpJFfI/AAAAAAAAK4M/bIwrknqR9yI/s1600/Trapecista.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Un artista del trapecio -como se sabe, este arte que se practica en lo alto de las cúpulas de los grandes circos es uno de los más difíciles entre todos los asequibles al hombre- había organizado su vida de tal manera -primero por afán profesional de perfección, después por costumbre que se había hecho tiránica- que, mientras trabajaba en la misma empresa, permanecía día y noche en el trapecio. Todas sus necesidades -por otra parte muy pequeñas- eran satisfechas por criados que se relevaban a intervalos y vigilaban debajo. Todo lo que arriba se necesitaba lo subían y bajaban en cestillos construidos para el caso.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De esta manera de vivir no se deducían para el trapecista dificultades con el resto del mundo. Sólo resultaba un poco molesto durante los demás números del programa, porque como no se podía ocultar que se había quedado allá arriba, aunque permanecía quieto, siempre alguna mirada del público se desviaba hacia él. Pero los directores se lo perdonaban, porque era un artista extraordinario, insustituible. Además era sabido que no vivía así por capricho y que sólo de aquella manera podía estar siempre entrenado y conservar la extrema perfección de su arte.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Además, allá arriba se estaba muy bien. Cuando, en los días cálidos del verano, se abrían las ventanas laterales que corrían alrededor de la cúpula y el sol y el aire irrumpían en el ámbito crepuscular del circo, era hasta bello. Su trato humano estaba muy limitado, naturalmente. Alguna vez trepaba por la cuerda de ascensión algún colega de turné, se sentaba a su lado en el trapecio, apoyado uno en la cuerda de la derecha, otro en la de la izquierda, y charlaban largamente. O bien los obreros que reparaban la techumbre cambiaban con él algunas palabras por una de las claraboyas o el electricista que comprobaba las conducciones de luz, en la galería más alta, le gritaba alguna palabra respetuosa, si bien poco comprensible.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A no ser entonces, estaba siempre solitario. Alguna vez un empleado que erraba cansadamente a las horas de la siesta por el circo vacío, elevaba su mirada a la casi atrayente altura, donde el trapecista descansaba o se ejercitaba en su arte sin saber que era observado.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-N77ZeGLrfAo/UXeGEehcV5I/AAAAAAAAK4U/TEF1ywk3wps/s1600/Carpa+de+circo.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-N77ZeGLrfAo/UXeGEehcV5I/AAAAAAAAK4U/TEF1ywk3wps/s1600/Carpa+de+circo.jpg" /></a></div>
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<br /></div>
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Así hubiera podido vivir tranquilo el artista del trapecio a no ser por los inevitables viajes de lugar en lugar, que lo molestaban en sumo grado. Cierto es que el empresario cuidaba de que este sufrimiento no se prolongara innecesariamente. El trapecista salía para la estación en un automóvil de carreras que corría, a la madrugada, por las calles desiertas, con la velocidad máxima; demasiado lenta, sin embargo, para su nostalgia del trapecio.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el tren, estaba dispuesto un departamento para él solo, en donde encontraba, arriba, en la redecilla de los equipajes, una sustitución mezquina -pero en algún modo equivalente- de su manera de vivir.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el sitio de destino ya estaba enarbolado el trapecio mucho antes de su llegada, cuando todavía no se habían cerrado las tablas ni colocado las puertas. Pero para el empresario era el instante más placentero aquel en que el trapecista apoyaba el pie en la cuerda de subida y en un santiamén se encaramaba de nuevo sobre su trapecio. A pesar de todas estas precauciones, los viajes perturbaban gravemente los nervios del trapecista, de modo que, por muy afortunados que fueran económicamente para el empresario, siempre le resultaban penosos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Una vez que viajaban, el artista en la redecilla como soñando, y el empresario recostado en el rincón de la ventana, leyendo un libro, el hombre del trapecio le apostrofó suavemente. Y le dijo, mordiéndose los labios, que en lo sucesivo necesitaba para su vivir, no un trapecio, como hasta entonces, sino dos, dos trapecios, uno frente a otro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El empresario accedió en seguida. Pero el trapecista, como si quisiera mostrar que la aceptación del empresario no tenía más importancia que su oposición, añadió que nunca más, en ninguna ocasión, trabajaría únicamente sobre un trapecio. Parecía horrorizarse ante la idea de que pudiera acontecerle alguna vez. El empresario, deteniéndose y observando a su artista, declaró nuevamente su absoluta conformidad. Dos trapecios son mejor que uno solo. Además, los nuevos trapecios serían más variados y vistosos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero el artista se echó a llorar de pronto. El empresario, profundamente conmovido, se levantó de un salto y le preguntó qué le ocurría, y como no recibiera ninguna respuesta, se subió al asiento, lo acarició y abrazó y estrechó su rostro contra el suyo, hasta sentir las lágrimas en su piel. Después de muchas preguntas y palabras cariñosas, el trapecista exclamó, sollozando:</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Sólo con una barra en las manos, ¡cómo podría yo vivir!</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-PdjgZofxqjk/UXeGu-gmTkI/AAAAAAAAK4c/7EgrBiMUl14/s1600/Artistas+de+circo.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-PdjgZofxqjk/UXeGu-gmTkI/AAAAAAAAK4c/7EgrBiMUl14/s1600/Artistas+de+circo.jpg" /></a>Entonces, ya fue muy fácil al empresario consolarlo. Le prometió que en la primera estación, en la primera parada y fonda, telegrafiaría para que instalasen el segundo trapecio, y se reprochó a sí mismo duramente la crueldad de haber dejado al artista trabajar tanto tiempo en un solo trapecio. En fin, le dio las gracias por haberle hecho observar al cabo aquella omisión imperdonable. De esta suerte, pudo el empresario tranquilizar al artista y volverse a su rincón.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En cambio, él no estaba tranquilo; con grave preocupación espiaba, a hurtadillas, por encima del libro, al trapecista. Si semejantes pensamientos habían empezado a atormentarlo, ¿podrían ya cesar por completo? ¿No seguirían aumentando día por día? ¿No amenazarían su existencia? Y el empresario, alarmado, creyó ver en aquel sueño, aparentemente tranquilo, en que habían terminado los lloros, comenzar a dibujarse la primera arruga en la lisa frente infantil del artista del trapecio.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
Franz Kafka</div>
Robert Mendozahttp://www.blogger.com/profile/10395845097698935656noreply@blogger.com0