Cartas incomprendidas 5

Venecia, 1775


Muy señora mía, os envío esta carta desde la distancia que es el lugar desde el que se ve todo con mucha más perspectiva y claridad. Fui muy feliz en aquel carnaval veneciano que pasamos juntos. Confieso que cuando descubrí vuestro bello rostro tras aquella indiscreta máscara, me sentí sobrecogido y sobresaltado a la vez. En ese momento estaba muy lejos de saber cuántos sufrimientos y sinsabores iba a tener que soportar por disfrutar de vuestra compañía pues, tras vuestra cara de ángel, se escondía la más vil de las bestias. Hoy estoy solo pero estoy en paz, sin embargo os deseo lo mejor.

Míster Carvallini


RESPUESTA


Río de Janeiro, 2025

Querido Mr. Carvallini:

No sabe usted cuanto me alegra recibir esta misiva, esto me permitirá decirle que siempre deseo con anhelo una respuesta de mis amantes, que por desgracia, sobre todo para mí, no he recibido jamás, salvo esta, quizás con algo de retraso.

Como le decía mi anhelo reside en saber el gozo que mis amantes disfrutan en el momento justo de nuestra separación, ese en el que el fervor del momento, cuando el tiempo se detiene, cuando el calor se convierte en frío, aquel en el que se exhala el último suspiro.

Cuando la vida deja de ser vida y la última mirada se convierte en el último orgasmo.

Muy agradecida, muy suya “La Muerte”

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