El samurai y los tres gatos

Un samurai tenía problemas a causa de un ratón que había decidido compartir su habitación y del que no llegaba a desembarazarse. Alguien le dijo: Necesitas un gato. Así que buscó uno en el vecindario y lo encontró: era un gato magnífico, valiente, robusto, hermoso y fuerte. Pero el ratón que era más listo y rápido que el gato, se burlaba de su fuerza y valentía.

Entonces el samurai buscó un segundo gato, y encontró uno malicioso y muy astuto. Desconfiado el ratón, no daba señales de vida y solo aparecía cuando aquél se dormía. 

Así que el samurai desquiciado se acercó a un templo Zen donde un monje le prestó al samurai el gato que con ellos vivía. Este gato tenía aspecto distraído, era mediocre y estaba durmiendo todo el tiempo indiferente a lo que le rodeaba. El samurai pensó: no será éste el que me librará del ratón.

Sin embargo, el gato, siempre soñoliento e indiferente, pronto dejó de inspirar precauciones al ratón, que pasaba junto a él sin apenas hacerle caso. Pero un día, súbitamente, de un zarpazo, lo atrapó.

Cuento anónimo japonés

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