Había un hombre vendiendo cangrejos en la playa. Tenía dos cubos llenos de animales vivos: uno estaba cubierto con una malla y el otro, tapado. Una mujer que paseaba por la orilla, al ver la estampa le preguntó:
- ¿Por qué ha tapado un cubo y el otro no?
Entonces el vendedor respondió:
- Porque vendo dos tipos de cangrejos: japoneses y argentinos.
- ¿Y qué diferencia hay?, ¿es que a unos no les puede dar el sol? -volvió a preguntar la mujer.
- Verá, es que el cangrejo japonés siempre trata de salir del cubo; cuando no lo consigue, los demás hacen una cadena, se apoyan unos a otros y así todos logran salir, por eso he tenido que ponerle una tapa.
- ¿Y los cangrejos argentinos no tratan de escaparse? -musitó la mujer.
- Los cangrejos argentinos también podrían escaparse, pero cuando uno intenta saltar, los de más abajo lo agarran y así ninguno escapa -le explicó el hombre.
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