El poder del destino

El gran general japonés Nobunaga, quien vivió en el S. XVI, decidió atacar a pesar que sólo contaba con un soldado por cada diez enemigos. Él estaba seguro de vencer, pero sus soldados abrigaban muchas dudas.

Cuando marchaban hacia el combate, se detuvieron en un santuario sintoísta. Después de orar, rito en la preparación para la guerra, Nobunaga salió afuera y dijo:

- Ahora voy a echar una moneda al aire. Si sale cara, venceremos; si sale cruz, seremos derrotados. El destino nos revelará su rostro.

Lanzó la moneda al aire dando esta varias vueltas para acabar saliendo cara. Los soldados se llenaron de tal ansia de luchar que no encontraron ninguna dificultad para vencer.

Al día siguiente, un ayudante le dijo a Nobunaga:

- Nadie puede cambiar el rostro del destino.

- Exacto-, le replicó Nobunaga mientras le mostraba una moneda que tenía cara por ambos lados.

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