Un hombre decidió cruzar el desierto por una vana promesa, tras varios días caminando se extravió, hecho que no es muy recomendable en el desierto. Estaba a punto de morir de sed cuando apareció una caravana y los que viajaban en ella se percataron de la situación del hombre, el cuál apenas podía articular palabra alguna. A duras penas, mientras exhalaba el aire, consiguió emitir algunos gemidos pidiendo auxilio, varias personas corrieron hacia el hombre y lo rodearon, consiguiendo oir lo que el hombre musitaba:
- Agua, agua, por favor...
Los de la caravana, que eran personas muy serviciales, empezaron a mirarlo con detenimiento y comenzaron a preguntarse unos a otros cómo querría el hombre que le sirvieran el agua.
- ¿Preferiría que fuese en una copa de cristal o en una taza?-, y ante la duda fueron corriendo a buscar ambos recipientes, pero alguien dijo
- ¡Quizás quiera el agua en un recipiente de oro, o tal vez de plata!-, por lo que olvidaron la copa y la taza y se apresuraron a buscar un recipiente de oro y otro de plata, pero en ese momento otra persona dijo
- ¿Tal vez lo prefiera en un simple vaso o incluso directamente del mismo odre del camellero?
Los que allí estaban seguían hablando sobre ello sin parar ni ponerse de acuerdo, preguntándose cuál sería el recipiente más adecuado para darle de beber, mientras el moribundo daba su último suspiro.
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