Indecisión

Dos monasterios estaban separados por un ancho río de gran caudal. En la zona había un perro que era cuidado por los monjes que habitaban ambos monasterios, quienes le daban toda la comida que podía tragar a su antojo.

Cuando sonaba la campana avisando de la hora de la comida, ya fuese desayuno, almuerzo, merienda o cena, el perro, estuviese en uno u otro lado del río, acudía a la llamada del monasterio correspondiente para comer todas las sobras que eran abundantes para un perro.

En una ocasión sucedió que mientras el perro se bañaba en el río, a la orilla de uno de los monasterios, comenzó a campanear el campanario del otro monasterio, avisando del momento de la comida, dirigiéndose por tanto el perro hacia la orilla opuesta a donde se encontraba.
A mitad de camino, allá donde la única manera de surcar el río era nadando, comenzó a tañir la campana del otro monasterio, lo que al escucharla, hizo que el perro virase de rumbo e ir hacia el lado de la orilla de donde venía.

Entonces sucedió que nuevamente volvió a sonar las campanas del primer monasterio, por lo que los sonidos de ambos campanarios se unían, hecho que hizo al perro reflexionar sobre qué clase de comida le apetecía más y ante la indecisión generada se desplazaba constantemente hacia un lado del río y acto seguido hacia el otro, hasta que finalmente le faltaron fuerzas para continuar nadando y alcanzar una de las orillas, por lo que se hundió en las aguas del río y murió pensando que comida le apetecería comer ese día.

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